CRÍTICO DE ARTE JESÚS MAZARIEGOS

martes, 1 de noviembre de 2011

Mariano Carabias. ANIMAL Y HOMBRE

Animal y hombre Una reflexión previa implícita en el título: antes que hombres so¬mos animales y; vien¬do en lo que se está convirtien¬do el mundo en nombre del ra¬cionalismo occidental, y en qué emplea el hombre su inteligen¬cia, uno piensa en sus orígenes y se siente orgulloso de ser pa¬riente de los chimpancés y de los asnos. La exposición de Ma¬riano Carabias tiene como pro¬tagonistas a los animales, ani¬males que, en sus manos, se con¬vierten en emblemas con un pa¬radójico efecto humanizador. Cuando la razón de la fuerza sus¬tituye a la fuerza de la razón, hay que volver a lo primitivo, a los antiguos saberes y a los antiguos mitos, a recuperar la inocencia de la 'Edad de oro', título de uno de los cuadros de la exposición. Carabias es un pintor que ca¬da vez que muestra sus obras hace una nueva profundización en su propio lenguaje y una no¬table ampliación de sus regis¬tros. Analizando el repertorio de elementos que suelen apare¬cer en sus cuadros, se distin¬guen, en primer lugar, los fi¬gurativos, entre los que desta¬can los referidos animales, los elementos arquitectónicos más o menos explícitos, las plantas y la figura humana, muchas ve¬ces reducida a un rostro de per¬fil. En segundo lugar estarían los elementos ambiguos, proce¬dentes, por lo general, de ele¬mentos fIgurativos que han su¬frido tal simplificación o tal dis¬locamiento que no resulta fácil averiguar su origen ni recono¬cerlos, pero es posible llegar a ello. Por último estarían los ele¬mentos abstractos, desde los más geométricos a los más orgáni¬cos, destacando, entre estos úl¬timos, esas poderosas volutas o bucles que, a veces, se convier¬ten en protagonistas de la obra. En esta ocasión Carabias apor¬ta como novedad la sistemática incorporación, en los cuadros grandes, de un nuevo elemento extenso y difuso que es esa es¬pecie de red o de trama irregu¬lar formada por sucesivas huellas que, unas veces sirve de fon¬do para pintar sobre ella y otras es la red la que cubre a la figu¬ra ('Vera Cruz'). También hay obras en las que la trama aso¬ma aquí y allá, como elemento aglutinador cuyo efecto es, a ve¬ces, un 'horror vacuí' no exen¬to de cierto abigarramiento. Es significativo que Carabias, que domina los formatos pe¬queños, no sienta en ellos la ne¬cesidad de esa red que aplica a los formatos grandes. Lo cier¬to es que, dada la temática ani¬malística y su ejecución en con¬torneados perfiles de evocacio¬nes prehistóricas, esa red tra¬bajada, rascada, manipulada y vuelta a pintar, recrea la me¬moria de las formas como me¬táfora de todo lo que el soporte de la pintura ha albergado des¬de que era pared de recóndita sala de cueva mágica e iniciá¬tica. Los pequeños formatos es¬tán exentos de la estratificación de capas presente en los gran¬des. Aquí también domina el animal pero se mimetiza con el paisaje, ese paisaje múltiple e inagotable que, en el caso de 'Órix fiorentino', con su ambi¬guo fondo arquitectónico y su armonía cromática, alcanza el extremo de la simplificación y de la claridad.

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