CRÍTICO DE ARTE JESÚS MAZARIEGOS

domingo, 6 de noviembre de 2011

Olegario Cosano. EN BUSCA DE LA REALIDAD

CRÍTICA DE ARTE En busca de la realidad Olegario Cosano. Paisajes y retratos. Pintura. Galería Montón de trigo, montón de paja. Segovia. Hasta el 9 de junio. JESÚS MAZARIEGOS Cuando se inventó la fotografía se llegó a pensar que supondría el fin de la pintura. El hecho de que, a partir de entonces se iniciara la destrucción del sistema de representación del espacio, creado en el Renacimiento, hacía creer que la pintura ya nunca más pretendería acercarse a la realidad. Dejando muy claro que ni la pintura ni la fotografía son ni pueden ser nunca la realidad, ni identificarse con ella, también está claro que la figuración no ha decaído en absoluto. Hay muy diversos modos de intentar acercarse a la realidad lo más posible. Ahí están los fotorrealistas o hiperrealistas americanos, ahí están Andrew Wyeth, Antonio López y muchos más, todos distintos entre sí. Yo creo que nunca dejará de haber pintores obsesionados por alcanzar el grado máximo del ilusionismo, el perfecto trampantojo, el engaño perfecto, como Zeuxis engañó con las uvas a los pájaros o como Parrasio engañó a Zeuxis con la cortina. Uno de ellos es Olegario Cosano, que expone en la galería Montón de trigo, montón de paja, ocho paisajes y ocho retratos de niños. Es precisamente en algunos de estos retratos, donde los logros en lo que a volumen se refiere, hacen recordar algunas obras de Mariano de Cossío, vistas hace poco en la ciudad y, por extensión, otras obras de la tendencia alemana conocida como Nueva Objetividad. Lo que sí está consiguiendo Cosano con esta obsesión por el detalle, es dominar y depurar el oficio, cosa que tendrá que armonizar con la capacidad para pintar también lo indefinido, lo difuso, lo distante, cosa que se echa de menos en el paisaje. Aparte de haber elegido sitios tan trillados como el Arco del Socorro y La Canaleja, típica y tópicamente pintorescos, les ha dado un tratamiento laborioso y digno pero excesivamente apretado. En los paisajes en los que contrastan cercanía y lejanía como ocurre en la representación del Acueducto y de lo que se ve a través de sus arcos, no hay distinción en función de la distancia, siendo la obsesión por el detalle la culpable de este desajuste. Por otra parte, unas veces utiliza el color local y otras veces colores arbitrarios, lo cual no acaba de armonizar con la general pretensión de realidad. Sería bueno que Olegario Cosano pensara más en la pintura que en la realidad y, sobre todo, que mirase la realidad con ojos inocentes, como si no viera cosas, piedras o coches, sólo como si viera colores y más colores.

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