CRÍTICO DE ARTE JESÚS MAZARIEGOS

viernes, 4 de noviembre de 2011

Elisa Aguilé. BESTIARIO

CRÍTICA DE ARTE Bestiario Elisa Arguilé. Originales de ilustraciones. Librería Diagonal. Segovia. Hasta el 5 de Abril. JESÚS MAZARIEGOS Fue Linneo quien puso orden en la turbamulta de animales que pueblan la tierra y, a partir de haberlos puesto a todos en fila, como en un colegio de pago, los gusanos dejaron de ser gusanos sin más y pasaron a distinguirse entre ellos porque unos eran anélidos, otros platelmintos y los demás, nematelmintos (si mal no recuerdo). Cuando Noé convocó a todos los animales para que se subieran al arca, tuvo la oportunidad de contarlos y tomar notas sobre los diversos tipos de parejas, cosa que no hizo. Sin embargo, el pintor veneciano Jocopo Bassano, aunque pintó animales desordenados acompañando a Adán mientras éste intentaba convencerse a sí mismo de que era superior a ellos, también los pintó por parejas, en fila de a dos, como en un colegio de pago, subiendo por una rampa para introducirse en el Arca de Noé. Pero el bestiario más famoso e influyente de la Historia del arte, y el de vida más viajera y cosmopolita, es el conjunto de animales que, nacidos en Mesopotamia y que poblaban, por ejemplo, las puertas de Babilonia, pasaron a las artes decorativas islámicas, se difundieron con la mancha de aceite de la expansión musulmana y llegaron a Al Andalus, desde donde los mozárabes, en sus huidas hacia el norte en épocas de intransigencia que provocaba el cura Eulogio, lo traerán a tierra cristiana y será la base de la iconografía románica, tomando enseguida un simbolismo cristiano. Estos animales escultóricos, viven hoy, bastante deteriorados, en los capiteles de nuestras iglesias románicas. Esto, hablando de bestiarios. Elisa Arguilé (Zaragoza, 1972), es Primer Premio Nacional de Ilustración y tiene su propio bestiario, un conjunto de animales, a mi juicio algo sombríos y malhumorados, pero con una ironía y una gracia que supera la candidez bobalicona de muchos dibujos para niños. Estos animales están pintados en tonos oscuros, algunos tienem los ojos saltones y una expresión irónica que a veces parece malvada. Los niños que prefieran estos dibujos, si no tienen pesadillas y no salen psicópatas, habrán demostrado ser más maduros y más inteligentes que los demás. Vemos al ciervo intentando sacar la cornamenta por el rectángulo del cuadro, al mapache escribiendo tranquilo, al jaguar conduciendo un coche de su marca, al hipopótamo viendo la tele sentado en un sillón, al burro guardando cama y al ñu que nos observa con las pezuñas en el techo de la habitación, colgado como una lámpara. Y muchos animales más. El iglú, aunque no es un animal, abre la boca y está a punto de comerse al esquimal. Entre agobiantes rascacielos hay un hombre solo y perdido. Clasificación: menores con reparos.

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