CRÍTICO DE ARTE JESÚS MAZARIEGOS

jueves, 3 de noviembre de 2011

Rosario Naranjo, "Sarín". TAUROMAQUIA

Crítica de arte Tauromaquia Rosario Naranjo. Pintura, acuarelas. La Vieja Cervecería. Segovia. Hasta el 30 de junio. Jesús Mazariegos Hay en Segovia una pintora de Sevilla cuya obra hemos tenido ocasión de ver en la Universidad SEK, en la Librería Atenea y, ahora, en La Vieja Cervecería. Ella lleva en Segovia suficientes años como para ser considerada también segoviana. Rosario Naranjo, que firma como Sarín, muestra ahora su gracia y su maestría en trece acuarelas taurinas de una concepción innovadora desde el momento en que este género aparece tratado por una mujer. Si el mudo del toro es genuinamente masculino, también lo es, hasta donde alcanzo a conocer, el de la pintura taurina. Precisamente Segovia cuenta con uno de sus más conspicuos representantes, el maestro Lope Tablada Martín. Pero igual que han aparecido mujeres en el ruedo, Sarín irrumpe en la pintura taurina con toda naturalidad, con valentía y con lucimiento; al fin y al cabo, ser sevillana da una cierta garantía en este campo. Hay dos piezas más abigarradas que el resto y de una tendencia más abstraizante. De las once acuarelas restantes, cinco representan distintos pases del primer tercio de la faena -capote y montera-, otras cinco recrean el toreo con muleta y una se refiere a la suerte suprema. Este crítico, que no distingue una verónica de una larga cambiada, se ve en la imposibilidad de precisar a qué tipo de pase corresponde cada obra. Son acuarelas, sueltas, ligeras, frescas, transparentes, donde los colores definen las figuras del toro y del torero a base de pinceladas casi planas y de vocación geométrica, dando como resultado un conjunto armónico y vibrante donde el dominio de la postura, de la silueta y el gesto, hacen innecesario el detalle. Si en un par de obras se perciben las tablas como fondo, en las demás se disuelven en una mancha ligera y queda la sombra de la escena sobre el imprescindible albero como única referencia espacial. Cada escena se acompaña, en dosis variables, de unos trazos ligeramente acuarelados, posiblemente innecesarios pero tampoco superfluos, pues parecen expresar gráficamente la tensión de la escena. Así pues, tras el depurado academicismo de la Rosario Naranjo que descubrimos en los caballos de la SEK, las lluvias de Mayo nos han traído a la pintora de la soltura y de la transparencia, del movimiento insinuado, del gesto sugerido y del apunte rápido, aplicados a la tauromaquia. La Vieja Cervecería es el último establecimiento en incorporarse a los espacios que, además de desarrollar su actividad propia, dedican una parte de sus muros a colgar la obra de nuestros artistas, acercando el arte a los ciudadanos e introduciendo un componente cultural en el ambiente que acoge el ocio y las relaciones sociales. Bienvenida sea una vez más la presencia del arte entre las personas, aunque sea entre el ruido de los vasos y de la televisión.

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