CRÍTICO DE ARTE JESÚS MAZARIEGOS

viernes, 4 de noviembre de 2011

Alberto Fernández Hurtado. ANIMALADAS

CRÍTICA DE ARTE Animaladas Alberto Fernández. Animaladas. Pintura. Galería Montón de Trigo, Montón de Paja. Hasta el 29 de Septiembre. JESÚS MAZARIEGOS Cuando una exposición tiene como título “Animaladas”, te invitan a ella con una tarjeta con la imagen de un perro peligroso, te enteras de que el pintor usa un alias, concretamente ‘Colombia’, y que hasta hace poco era ciclista, uno se pone en lo peor. Al llegar a la exposición, me encuentro, por supuesto, con el perro agresivo, y pienso que el pintor, definitivamente, debe ser un tipo peligroso. Me pienso muy seriamente si escribir algo o no sobre las ‘animaladas’ que estoy viendo. Me fijo en otros cuadros, un cerdo como un poco mariquita, un gallo todo lo contrario, un gato, un pájaro con traje... Variada Fauna. Entonces llega el artista, con una melena tirando a leonina, una nariz poderosa y un rostro que sería el sueño de un escultor. Pero tras esa imagen no aparece el jefecillo del cártel de Medellín que yo me había imaginado, ni el adiestrador de perros asesinos que desde un primer momento sospeché. Tampoco viene en bicicleta. Descubro un joven sonriente, simpático y educado que, al final, acaba hablándome de su madre. Veo que se siente pintor y que lleva un tiempo poniendo los medios para serlo. Lo identifico como el autor de obras que me habían gustado y cuyo autor había olvidado o no supe nunca, hasta ahora. Recuerdo entonces sus paisajes urbanos, con sus señales de tráfico y sus contenedores de residuos. Recuerdo sus pequeños paisajes atrevida-mente matéricos. Pero lo que tengo delante es otra cosa. Cualquiera podría pensar que estamos ante un pintor ‘animalier’, pues el animal es el protagonista del cuadro. Sin embargo, son tantas las referencias que acompañan a cada figura de animal, que me hacen pensar que la animalada sería quedarse sólo con el animal. Una excepción es el refinado cerdo antes aludido. Cada uno de los animales se encuentra en un espacio ambiguo lleno de referencias urbanas, de alusiones a los ‘mass –media’, de signos y símbolos, de revistas recortadas y de técnicas propias del graffiti, como el uso del aerosol y de plantillas. El resultado es, por lo tanto, enormemente pop. Esta exposición demuestra que Alberto Fernández, alias Colombia, no se duerme haciendo bodegones para ganar oficio, sino que es un pintor inquieto interesado por más de una vía de expresión. Este chico dará de qué hablar. Es cuestión de tiempo.

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