CRÍTICO DE ARTE JESÚS MAZARIEGOS

domingo, 6 de noviembre de 2011

Raúl Bravo. PALIMPSESTO

CRÍTICA DE ARTE Palimpsesto Raúl Bravo. Pintura. Galería Montón de Trigo, Montón de Paja. Hasta el 14 de abril. JESÚS MAZARIEGOS Existe un tipo de documento medieval, generalmente de pergamino, en el cual se ha intentado borrar lo escrito, con el fin aprovecharlo para escribir de nuevo en él, generalmente, con las nuevas líneas perpendiculares a las antiguas, ya que éstas no desaparecen totalmente. Estos documentos se llaman 'palimpsestos', término que podría aplicarse a las palabras superpuestas escritas en algunos muros antiguos, que dan fe de sus usos sucesivos del local en el que se encuentran. Algo semejante ocurre cuando se arrancan parcialmente carteles pegados en la pared, mostrando varias de las capas que hay debajo; es lo que se llama el 'decolage'. Lo que es menos frecuente es hacer de la superposición de capas, así como del borrado y el rascado, un ejercicio pictórico consciente, en el que quitar pintura tiene tanta importancia como ponerla. Si la pintura puede considerarse como un diario de emociones donde el pintor ha ido expresando su estado de ánimo o las cosas que reclaman su interés, la obra de Raúl Bravo se presenta como una reflexión sobre el tiempo y las marcas que va dejando sobre las cosas. Del mismo modo que el paso de los años va sepultando las cosas que, en ese momento, pasan a ser restos arqueológicos, y lo que era nuevo se convierte inexorablemente en viejo y pasa a formar otro estrato arqueológico sobre el que se depositarán nuevos restos de la actividad humana, Raúl Bravo ha trabajado sobre el lienzo con una escala de tiempo más acelerado que el arqueológico, para así poder llevar a cabo el proceso inverso, es decir, lo que en arqueología sería la excavación. Pero Raúl no va dejando por ahí objetos que se hundan en la tierra, sino que pinta sobre el lienzo manchas, trazos y signos que van formando capas que luego descubre parcialmente, disolvien-do la capa superior con gestos caligráficos de una escritura que podemos pensar como de una civilización desconocida. Algunas obras tienen gruesas texturas que no me parecen absolutamente imprescindibles, a no ser que las interpretemos como la fase de la colmatación de los sedimentos e imaginemos enig-mát6icos mensajes ocultos, susceptibles de ser descubiertos algún día. Esta es la cara de la pintura-investigación de Raúl Bravo, pintura indagadora y hondamente personal, posiblemente más difícil que sus temas figurativos vegetales, pero de no menor interés.

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