CRÍTICO DE ARTE JESÚS MAZARIEGOS

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Faustino Román. SILENCIO, PINTURA

Crítica de arte Silencio, pintura Faustino Román. 1921-2006. Exposición-Homenaje. Pintura. La Alhóndiga. Segovia. Hasta el 2 de mayo. Cuando se hace una exposición-homenaje, procede exaltar las cualidades de la persona homenajeada, especialmente si se trata de un homenaje póstumo. Me gustaría contribuir a llenar la cajita de recuerdos, anécdotas, virtudes y dones de Faustino Román. Desgraciadamente no tuve la fortuna de conocerlo, no sé si por falta de ocasión propicia o por no haber puesto el empeño suficiente. Por lo tanto, no sería honesto repetir aquello en lo que otras plumas más autorizadas están de acuerdo, escribiendo opiniones traídas al hilo de las de sus amigos y de cuantos glosan su figura. Sólo diré que, de tales opiniones, se desprende que Faustino Román era, para empezar, una buena persona, que es lo más importante que uno puede ser en esta vida. A partir de ahí sólo podría yo hablar de su obra, de las obras que actualmente se exponen en La Alhóndiga, en una exposición que sus compañeros del grupo Aqua han montado con ilusión e emocionado recuerdo. En este punto siento que voy a caer en el tópico y empezar a escribir lindezas sobre la luz, Castilla, Segovia, los cielos, las lejanías, el color, otra vez la luz, la atmósfera y de nuevo el color. Sería demasiado fácil. Algo más podría decir de sus impecables y exactas fachadas, de sus puertas y de sus esgrafiados, de los trampantojos de sus pinturas murales, de las calidades de los grises de las piedras y cosas así. Pero creo que no tengo ningún derecho a romper el silencio de sus campos, de sus calles o de sus fachadas. No romperé el silencio de su descanso. Si ya no puedo escribir para él, en este momento no tiene sentido escribir sobre él para que sólo lo leamos los que, de momento, seguimos aquí. Lo que verdaderamente siento es respeto, un profundo y silencioso respeto. Y sé muy bien que ni él ni su obra necesitan ahora un vocero sobrevenido que conoce las cosas de oídas y que no añadiría nada sustancial a la comprensión y valoración de su obra ni al recuerdo de su persona. Ahora sólo procede ver su obra y mantener encendida la lámpara de su memoria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario