CRÍTICO DE ARTE JESÚS MAZARIEGOS

lunes, 7 de noviembre de 2011

Isabel Ulzurrun. EL REGRESO DE ISABEL ULZURUN

El regreso de Isabel Ulzurrun I. Ulzurrun. Ensamblajes de tela y pa¬pel. Sala: Museo Zuloaga. Exposicion itinerante por Castilla y Leon. JESUS MAZARIEGOS En cierta ocasión oí decir al maestro de críticos, Francisco Calvo Serra¬ller, lo siguiente: "lo que yo le pido al arte es que me des¬coloque, que me sorprenda, que me vuelva loco". Pues bien, esa es una de !as mil sensaciones que produce el encuentro con la obra de Isabel Ulzurrun, hasta el pun¬to de que, al intentar hacer la fi¬cha de este articulo, llegado al medio de expresi6n utilizado, que no es pintura ni escultura pero tiene mucho que ver con la cos¬tura, he vuelto a experimentar, de nuevo, ese descolocamiento que el arte s6lo dispensa de cuan¬do en cuando. Como una cosa es el arte y otra las personas, diré que mi encuentro con la artista, que sali6 de esta ciudad poco antes de que yo lle¬gara y con quien, según todos los indicios, no parece que haya te¬nido relaci6n alguna, el encuen¬tro, digo, ha producido el efecto más contrario a cualquier tipo de perturbación, sorpresa o desco¬loque que pueda pensarse. Tan¬to es así que, habiendo experi¬mentado la sensación de encon¬trarme con una vieja amiga con la que tengo muchas cosas que hablar, que escuchar y que decir, he decidido profesar el credo de la reencarnación, con el fin de encontrar una lógica a estos he¬chos, teniendo por muy cierto que en alguna existencia anterior de¬bimos ser una y carne. Esta idea de la transmigración o reencarnación o como quiera que ahora se llame, que soy ne¬ófito en la cofradía y no hace más que unas líneas que milito en ella, me reporta además valiosas cla¬ves para ordenar y colocar el des¬coloque inicial. Se trata de con¬vertir en claro y ordenado dis¬curso el incomprensible espec¬táculo que alberga la antigua igle¬sia de San Juan de los Caballe¬ros, que eso mismo es lo que se supone que tienen que hacer los críticos, aunque no estoy seguro de que este bien eso de desvelar secretos y explicar misterios. Las claves a !as que me refiero, no son, desde luego, !as que un ilustre se¬goviano de toda la vida ha in¬tentado hacerme creer, dicién¬dome que Isabel Ulzurrun, en su anterior estancia segoviana, vis¬tió a las marionetas de Julio Mi¬chel y renovó el vestuario de los gigantones. Ello explicaría la di¬versidad de escalas, proporcio¬nes, tamaños y formatos de sus bellísimas creaciones, pero ¿có¬mo explicar todas esas piezas que han traspasado los limites de lo que se considera prenda o vesti¬do, no siendo ya estrafalarios si¬no no se sabe que? Evidentemente con mi nuevo credo, nada res¬trictivo en lo referente a la es¬pecie, planeta, galaxia o nebulo¬sa en las que Isabel haya vivido sus vidas anteriores, todo queda explicado con la multiubicación alternativa, extraterrestre e in¬tergaláctica de la artista, la cual, puede diseñar un nuevo modeli¬to con una simple regresi6n de un ratito, suficiente para recor¬dar algo que a los humanos no les viene ni les sirve pero que a los congéneres de la Protoisabel, les estaría que ni pintado. Si por un mimetismo incons¬ciente de lo ahora escrito con lo antes visto, los párrafos que pre¬ceden no se ajustan a lo que el lec¬tor o la lectora esperaba, he de de¬cir que la exposición de los más diversos, ligeros, volubles y blan¬dos objetos indeterminados que forman una sorprendente insta¬lación en el Museo Zuloaga, es la obra indudable de una mujer cre¬ativa, independiente, poco seria en el mejor sentido de la expre¬sión, muy seria en e16ptimo sen¬tido de la expresión, capaz de ha¬cer arte del bueno con los mate¬riales más ligeros, y conseguir un resultado que, además de todo eso, es divertido. Y, volviendo a lo del mimetismo, si existe tal fenóme¬no, en modo alguno las maravi¬llas de la exposición encuentran un reflejo digno en algunos des¬propósitos que aquí se han deja¬do caer, con el único ánimo de ha¬cer proselitismo para el partido de la imaginación y la sensibili¬dad y, de paso, arrancar una son¬risa a la lectora y al lector, que ya esta bien de «Mire usted...».

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