CRÍTICO DE ARTE JESÚS MAZARIEGOS

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Pintores polacos. POLONIA EN SEGOVIA

Crítica de arte Polonia en Segovia
Geografía de las sensaciones. Pintura. Karol Bak, Iwo Birkenmajer, Renata Bonczar, Raúl Bravo, Michal Cander, Carlos Costa, Mira Skoczek-Wojnicka, Malgorzata Zak y Malgorzata Zerwe. Cartel: Jaime Nieto. La Alhóndiga. Segovia. Hasta el 3 de Mayo. Jesús Mazariegos Al amparo y a la espera del 2016, Segovia y la ciudad polaca de Gdansk se proponen intercambiar sensaciones y compartir sensibilidades, con el fin de de conocerse y ampliar su visión del mundo. Pero como las ciudades no son sino un conjunto de personas que viven concentradas en un territorio dotado de determinadas infraestructuras, somos los habitantes de las ciudades quienes hemos de ensanchar ese orificio por el que vemos el mundo, a fin de comprender que el universo se extiende más allá de La Lastrilla, de Hontoria y de Valverde. Y como el viajar es el mejor remedio contra la admiración del propio ombligo, artistas de una y otra ciudad han viajado y han trabajado juntos. De Segovia a Gdansk fueron Carlos Costa y Raúl Bravo, y ahora nos devuelven la visita cuatro pintoras y tres pintores cuyas obras podemos ver en La Alhóndiga en una exposición muy variada y llena de interés. En la sala grande, si la recorremos en el sentido de las manillas del reloj, vemos las obras de Michal Cander, paisajes a base de escasas pinceladas que dejan ver el lino del fondo y que se afirman como tales pinceladas autónomas, pero cuyo conjunto la percepción humana percibe como visión de la naturaleza. Renata Bonczar es una pintora visceral y visionaria cuyas tramas abstractas poseen una fuerza y un poder de evocación admirables, dejando alguna brecha por la que se perciben alusiones a la realidad, en este caso a nuestra ciudad. La obra de Malgorzata Zerwe es sumamente conceptual, está basada en la utilización de cartas y fotos antiguas cuyo poder de evocación y tono poético crean un ambiente de cierta melancolía. Mira Skoczek-Wojncka combina los retratos con el paisaje, sumidos ambos en una niebla de texturas y veladuras bajo las que armoniza un sentimiento común, tanto si se trata de recreaciones clásicas de la Historia del arte como si son retratos tal cual. Un aire misterioso y algo arcaizante tienen las obras de Iwo Birkenmajer, evocando el manierismo visionario de la Corte de Rodolfo II en Praga y la Escuela de Fontainebleau que Rosso Fiorentino fundara al servicio de Francisco I de Francia. Así enlaza a Arcimboldo con el surrealismo, en cuadros de pequeño formato llenos de interés. Si el pintor anterior, en su aparente arcaísmo me parece tremendamente moderno, la obra de Karol Bak, espectacular y valiosa, sin duda, tiene tantas referencias en la estética vinculada a la música y a la moda, que nos parece haber visto a sus bellísimas mujeres en la portada de algún disco New Age. Sus versiones del Acueducto, más sobrias, están libres de tal contaminación. Para terminar el recorrido por esta sala, Malgorzata Zak expone un conjunto de obras de formato poligonal que entiendo como evocador del esgrafiado, mientras que cada pieza desarrolla unas formas que podrían aludir a un imaginario origen de este arte del revestimiento. En la sala central están algunos de los trabajos de Bravo y de Costa, más dibujísticos y coloristas los de aquél y más atmosféricos y abstraizantes los de éste. Por último, en la sala de la derecha, hay una exposición de carteles que es la imagen misma de la fusión polaco-española. Son obras llenas de fuerza del artista Jaime Nieto, hijo de exiliados españoles, nacido en Toulouse, residente en Polonia y vuelto a España hace unos años.

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