CRÍTICO DE ARTE JESÚS MAZARIEGOS

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Pedro Canabal. AMAR LAS ZONAS DE RIESGO

CRÍTICA DE ARTE Amar las zonas de riesgo Pintura. Pedro Canabal. La Alhóndiga. Segovia. Hasta el 31 de enero.
JESÚS MAZARIEGOS La exposición que se inauguró en la Alhóndiga el viernes día 8 es consecuencia de la obtención del Premio de Pintura Ciudad de Segovia, en su edición de 1997, por el joven pintor segoviano Pedro Canabal. Tanto la existencia del premio como el hecho de haber recaído sobre un pintor con un lenguaje verdaderamente contemporáneo, dice mucho a favor de este capítulo del patronazgo municipal en apoyo de la cultura. No obstante, parece que se olvida el acierto del jurado, cuando llegado el momento clave de una exposición individual que va a marcar la trayectoria de un pintor con el nombre indeleble de la Ciudad de Segovia, el mismo organismo que crea, sufraga y promueve el premio, está totalmente ausente del acontecimiento. En las inauguraciones oficiales, aunque sean de exposiciones de pintura, debe haber, si no cinta que cortar, sí breve discurso, y foto, si es que se cree la validez de lo que se promueve. Nunca se vio tanto rubor por salir en la foto, nunca tanta discreción, nunca tanta soledad de un joven pintor portador de un galardón que lleva el nombre de la ciudad y al que no se concede el espaldarazo amable ni la (esta vez lo hubiera sido) oportuna palmadita. En todo caso, las instituciones y el arte contemporáneo se van acercando inexorablemente. Se empieza por nombrar un jurado que premia a Canabal y, con el tiempo, se pronunciarán entusiastas y encendidos discursos valorando la mancha y la textura, como ya se hace en otros ámbitos de decisión. El Premio de Pintura Ciudad de Segovia, materializado en el derecho del pintor a exponer en las magníficas salas de La Alhóndiga, cumple perfectamente la función de lo que debe ser un premio en cuanto a servir de apoyo a los jóvenes valores artísticos y como instrumento de renovación de la cultura visual de los ciudadanos. Quienes acudan a ver la exposición de Pedro Canabal, titulada Ama-zzonia, tendrán oportunidad de ver un lenguaje pictórico bronco pero fresco, joven y violento, intenso y lleno de sinceridad. Algunos espectadores recrearán gustosamente la vista como deslizándola por su propio terreno; otros quizás lo consigan después de un saludable primer golpe a su tradicional sensibilidad. En todo caso la pintura de Canabal es una purga para cualquier clase de almibarado amaneramiento y una catarsis para quienes quieran adelantar varias estaciones de un solo golpe. El pintor ofrece el resultado de su trabajo en el Arco de Santiago y de sus experiencias viajeras norteafricana y americana, especialmente de la segunda. La división de la palabra Amazonia quiere ser el símbolo del amor a las cosas, a la naturaleza, el deseo de comunicar que todas las zonas son susceptibles de nuestra atención, que todos pertenecemos a la misma nación, al planeta Tierra. Y si existe un ámbito poblado mayor, ni siquiera hemos de sentirnos terrestres; es mucho mejor ser universales. La raíz de Canabal se hunde en esa madre permanente de la pintura moderna que es el expresionismo abstracto americano, con evocaciones de Robert Motherwell. Pero existen otras referencias más actuales como la de ese efímero rompedor de los ochenta neoyorquinos que fue Jean Michel Basquiat. Buenos horizontes para este joven vástago del gran árbol del informalismo, de la abstracción, de la nueva figuración y del graffiti, de la pintura americana de la segunda mitad del siglo XX y de la segoviana de finales del milenio. Hay muchos más horizontes posibles, hay infinitas formas de pintar, pero en la Alhóndiga podemos disfrutar del privilegio de ver auténtica pintura de la que sirve para progresar, con el riesgo de la juventud, con el vértigo de rozar el límite. Ahí está la emoción. Ahí está el valor.

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