CRÍTICO DE ARTE JESÚS MAZARIEGOS

lunes, 7 de noviembre de 2011

Eloísa Sanz. LA ÚLTIMA SINGLADURA DE TELLUS

Eloísa Sanz LA ÚLTIMA SINNGLADURA DE TELLUS Museo Zuloaga. Segovia Septiembre, 2002 En el templo románico de San Juan de los Caballeros ha tenido lugar la inauguración de laexposición de la pintora Eloísa Sanz, contando con la presencia del delegado territorial de la Junta de Castilla y León en Segovia, ¬Javier Santamaría, así como numerosas personas del mundo del arte y de la cultura. Con esta exposición se normaliza, en cierta medida, una situación y se salda una deuda de la ciudad con una de sus pintoras de más proyección. En la normal itinerancia de la obra de Eloísa Sanz por las capitales de Castilla y León, Segovia quedó excluida por carecer, en aquel momento, de un espacio adecuado para aco¬ger este tipo de exposiciones. Hace ahora un año que la Consejería de Educación y Cultura viene destinando a exposiciones temporales el Museo Zuloaga, uti¬lizando el espacio diáfano de las naves el templo. Este uso, a falta de un conte¬nedor específico y adecuado pa¬ra las exposiciones de arte actual, parece compatible con el devenir normal de un museo dedicado es¬pecialmente a la cerámica, pu¬diéndose dar, incluso, una bené¬fica simbiosis entre ambos usos. No ocurre lo mismo respecto al uso que, como sala de conciertos, se venía haciendo de dicho espa¬cio. El tiempo transcurrido desde la conclusión de la itinerancia de la muestra de Eloísa Sanz, ha dado lugar a una parcial renovación de la obra presentada. A los ca¬racterísticos lienzos de contor¬nos irregulares, a la obra en pa¬pel y a las piezas tridimensio¬nales (biombo, sillas y banco), se han añadido otras obras de dis¬tinto concepto y pequeño forma¬to. Una de las novedades es un conjunto de pequeños paneles de contornos oblicuos y del mismo tono cromático, concebida como instalación mural e incluyendo collages con temas urbanos, pre¬dominando los fragmentos de fo¬tografías de grandes edificios. El otro conjunto desarrolla la misma concepción quebrada y las mismas referencias temáticas pero de forma tridimensional. Pa¬rece muy difícil que estas dos nue¬vas series no provoquen en el es¬pectador una inevitable asocia¬ción de ideas con un hecho ex¬cepcional que está en el incons¬ciente colectivo y del que acaba de cumplirse un año. Según todos los indicios, este hecho que, independientemente de que haya existido o no inten¬ción por parte de la artista, acu¬dirá inevitablemente a la cabeza de no pocos espectadores, parece haber influido, consciente o in¬conscientemente, en numerosos artistas a nivel mundial. Todo se desarrolla, sin embargo, dentro del tradicional juego en¬tre plano y espacio, característi¬co de la pintora, con sus perso¬nales motivos procedentes del mundo vegetal y asomando por doquier su propia tradición síg¬nica, sus formas quebradas y dis¬continuas, su inconfundible co¬lorido y la creciente presencia de poderosas bandas de color que ar¬ticulan las obras. Un mismo lenguaje, en evolución, y un discur¬so diferente.

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