CRÍTICO DE ARTE JESÚS MAZARIEGOS

domingo, 6 de noviembre de 2011

José Naranjo. LUZ ARGENTINA

CRÍTICA DE ARTE Luz argentina José Naranjo. Pintura. Galería Montón de trigo, montón de paja. Segovia. Hasta el 29 de marzo. JESÚS MAZARIEGOS Llamó la atención en la exposición de los pensionados por sus escuetos y bien compuestos paisajes, con dominio de horizontales y parcialmente cubiertos de pan de oro. El brillo del oro y de los otros metales preciosos es uno de los pilares del concepto de belleza medieval. El sabio visigodo San Isidoro, paisano del pintor, pone como ejemplo de belleza el oro, las perlas y las piedras preciosas . Cuatro siglos más tarde, el abad Suger de Saint Denis abunda en lo mismo prodigando palabras como fulgor, brillo, resplandor, etc. Algo hay de regio y, sobre todo, de religioso en lo dorado, pero el dorado, en pintura, supone una forma de abstracción., así los bizantinos negaban el espacio en sus mosaicos dorados y Pedro Berruguete, en su proceso de involución tras su viaje a Italia, negó cada vez más el espacio perspectívico prodigando los fondos dorados. Cuando Giotto pone las bases de una pintura en la que los personajes tienen los pies en el suelo y ocupan un determinado espacio, preparando así el camino a los hombres del Quattrocento, lo primero que hace es prescindir de los dorados. Pero José Naranjo, que así se llama el artista sevillano que expone en Montón de Trigo, Montón de Paja, no utiliza los dorados como fondo sino como un recurso representativo referido a todo aquello que, en el mundo real, es susceptible de brillar, de iluminarse o de reflejar la luz. Bien es verdad que en esta exposición, el joven sevillano, impresionado por los fríos que nos han azotado en los últimos meses, ha preferido la plata, tan metáfora del hielo como lo es el oro del fuego o del sol. Así el río, el cielo, las nubes o la luna, no re representan sino que se sugieren en una plana y perfilada superficie de plata, que el ojo del espectador convierte en profunda, cercana o distante, nítida o difusa, Un recurso utilizado con habilidad y mesura que armoniza con el tono apagado de los colores y la sencillez compositiva. Una pintura muy digerible y relajante, con la calma del Guadalquivir, el aroma del azahar y la gracia del sur.

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