CRÍTICO DE ARTE JESÚS MAZARIEGOS

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Antonio de Torre y Antonio Taqnarro. LA OTRA REALIDAD

CRÍTICA DE ARTE La otra realidad Fotografía. Antonio Torre y Antonio Tanarro. La Alhóndiga. Segovia. Hasta el 30 de abril. JESÚS MAZARIEGOS El día anterior a la inauguración, en La Alhóndiga, de la exposición de fotografías de Antonio Torre y Antonio Tanarro, decía el pintor sevillano Luis Gordillo que vamos hacia una sociedad virtual. Hemos pasado de ser hijos de Dios pasivos espectadores de la imagen mediatizada del mundo, no distinguiendo la realidad e ignorando dónde buscarla. Muchas personas pensarán que Torre y Tanarro, a diferencia del pintor que deforma y del escritor que imagina, como reporteros gráficos condicionados por su propio medio expresivo, no tienen otra opción que la objetividad y sus imágenes reflejan la realidad, sin que quepan la deformación o la interpretación. Sin embargo, a medida que las imágenes de los reporteros de El Norte de Castilla refrescan y excitan mi memoria, constato cómo los hechos recogidos por sus cámaras emergen del recuerdo y adquieren solidez gracias a la tangibilidad de la imagen, mientras que el resto de las noticias se hunden irremisiblemente en las simas del olvido. La imagen renacentista del mundo y la propia fotografía llegaron a hacer creer que su formulación ilusionista de la realidad era la representación objetiva del mundo. Cuando Antonio&Antonio miran por el objetivo, están condicionados por la profesionalidad que les obliga a retratar a un señor de oscuro en lugar de la muchacha de vaqueros que pasa. Pero les queda la libertad de elegir el ángulo, el momento y el gesto del retratado Eso sin mencionar la posterior selección a partir de las múltiples imágenes obtenidas. Queriendo disfrutar de la observación de las magníficas fotografías, me fijé en la foto de la Subdelegada del Gobierno cubierta de escudos provinciales, llamando mi atención el fulgor del apuesto tuno que la acompaña y trayéndome a la cabeza una a antigua duda que siempre he tenido sobre los tunos. Pero, de pronto, me abordó un conocido (no diré amigo) de natural quisquilloso, de los que imaginan mil pequeñas maquinaciones en la vida diaria y no ven la gran operación neoliberal, de proporciones planetarias, destinada a volvernos a todos jilipollas. Me insinuó al oído su certeza de que gran parte de las fotos estaban manipuladas, lo cual demostraba que tanto Torre como Tanarro eran agentes, ya no de un cuarto poder, sino de un oscuro sector alternativo, alojado en los bastidores de los ejecutivos autonómico y provincial, e interesado en mostrar al común de los mortales una imagen sesgada, interesada y manipulada de la realidad segoviana en el año 1998, mediante la loa y la exaltación de los que ocupan los puestos de decisión, es decir, de poder. Para mi imaginativo confidente, los indicios eran claros: Cómo interpretar si no, el hecho de que la primera foto del catálogo sea precisamente la del Presidente de la Diputación, sonriente y pletórico, enarbolando un premio amargo que otros no fueron capaces de digerir y que él endulzó y adornó con uno de los discursos más chispeantes que se recuerden en un político? cómo negar el benévolo tratamiento de la imagen del mismo político, presentado como donoso caballero -aquel de ministras abrigo- y chicarrón del norte, desafiando a cuerpo gentil al viento helado del Postigo? Yo le dije que, efectivamente, era del norte, pero, claro, lo de ... Y mi confidente seguía: cómo no admitir la evidencia de que, a la imagen de la socorrida ministra de Educación cuando acompañaba a los reyes, se la ha dotado de la de la misma expresión soñadora bella y soñadora de la figura central de La Visitación de Pontormo, y ubicando su rostro en el mismísimo colodrillo del Monarca? Y, en la misma fotografía, es evidente que no hay una explicación natural para ese inexplicable rayo luminoso, propio de encuentros en la tercera fase, que hace resplandecer al Presidente de la Comunidad Autónoma y lo enaltece, revistiendo su anodina figura de un fulgor sagrado reservado a las transfigura¬cio¬nes y confiriéndole un aire olímpico y jupiterino que deja ensombrecido al propio monarca. Y levantando la voz más de lo que es prudencial: Un hábito manipulador y una intención oportunista e inconfesable ha llevado a estos dos moldeadores de la realidad a exclaustrar a dos religiosas con el único fin de resaltar con marco oscuro un anuncio hábilmente compuesto: OFERTA MES. SE RETRATA POR ENCARGO A DOMICILIO, y con pajarito incorporado. Nunca se vio un corporativismo tan descarado! Yo empezaba a dudar cuando me dijo: Pero hay más! Se ha llegado al estalinismo fotográfico, a la manipulación física de las imágenes. Acaso no se ha agrandado desmesurada¬mente cavidad bucal del deportista que levanta la copa ganada por el Caja Segovia en el Pedro Delgado, con la clara intención de remarcar gráficamente el grito de triunfo y emular la roja redondez de la base de la copa? No me negará Vd. -insistía- que no se han desplazado los brazos del deportista, hacia la derecha, por cierto, hacia la derecha, con la innegable intención de no dejar fuera de la imagen al Delegado Territorial de la Junta y de dar una satisfacción al Senator que antes fue futbolista. Esto es intolerable! dijo mi conocido (sólo conocido) cada vez más exaltado. Yo pensé, algo perplejo, que me parecía que estaba llevando demasiado lejos las diversas teorías de interpretación de códigos icónicos. Y qué me dices de los mensajes subliminales de Antonio Torre y su posible lectura en clave sexual? No, si ya decía yo ... -apuntilló-. No me negarás el contenido marcada¬mente nupcial, familiar y hogareño, con aceitera incorporada, de la Ministra de Agricultura en el Parador. Y qué decir del insinuante erotismo axilar de Ángeles Barceló. No pude resistir más y regresé a la foto la Subdelegada y el tuno, para mí, anónimo; foto y tuno aumentaban mi duda sobre si los tunos siguen en activo cuando acaban la carrera o si la bandurria les quita tanto tiempo que se pasan la vida repitiendo curso. Miré de reojo y respiré hondo cuando vi que mi conocido abordaba sin piedad al subdirector del Museo Esteban Vicente al que saludó diciendo: José Manuel, ayer tuve que aclarar a un señor jubilado que, a pesar de tu apellido, no naciste en Buenos Aires! Puse los ojos en blanco, sentí compasión sincera, pero mi instinto de supervivencia pudo más y continué la visita en solitario, reanudando mi primera reflexión sobre la imagen como nueva realidad y la realidad como imagen de sí misma. Admiré el fantasmagórico efecto del mimo, mágicamente agigantado por Tanarro y, cuando estaba memorizando la imagen, mi cerebro me puso el cartelito de desea reemplazar el archivo existente, decidí que la foto sustituyera a la vulgar imagen de la realidad que mi memoria guardaba, y pulsé sí. Y seguí jugando con la realidad y la ficción, hasta confundirlas por completo. Así pude mantenerme sereno cuando leí lo de policía de proximidad, encontré tan natural que hubiera temas reiterativos como la autopista y la circunvalación, o cíclicos como la alternancia entre ganar-silencio y perder-protesta del mundo agropecuario. Me sentí muy lejos de la escenifica¬ción por y para ricos de la vida aventurera con apoyo logístico, y llegué a pensar que había pocas cosas tan verdaderas como los pucheros de Alfonso en Villaviciosa y en el gozo de Óscar en la fuente de Santo Tomás. Salí a la calle y seguí hojeando el catálogo mientras recordaba que el pintor Fernando Sánchez Calderón descubrió que Segovia tenía muralla la noche que la vio iluminada desde La Lastrilla. Sin luz no hay imagen ni realidad visible. Topé con la hoja del cubo de muralla derrumbado, recordé aquello de miré los muros de la patria mía, y seguí recitando en silencio el soneto de Quevedo cuando, al pasar página, llegué súbita y amargamente a su último verso. Decidí que la única verdad incontrovertible fuera que Ana Belén era una diosa, axioma avalado por la expresión de satisfecho arrobo de Miguel Ríos, consecuencia de su proximidad a la laica divinidad de la mujer de rojo. Todo esto, aunque hubiera estado en todos los sitios, aunque hubiera podido recordarlo todo, no habría sido posible sin la contemplación de esas verdaderas creaciones conceptuales y plásticas que son las obras de Antonio Torre y Antonio Tanarro. Ellos son unos artistas de la imagen, no a pesar de su misión informativa sino en el propio fundamento de esa nobilísima arte. Ellos no utilizan los pinceles sino un instrumento mucho más complicado, ni más fácil ni más difícil de manejar, pero estoy seguro de que Rembrandt les habría cambiado, gustoso, la herramienta para poder seguir congelando sus propios tics en mil autorretratos más.

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