MARIANO VILALLONGA
Exposición en el Torreón de Lozoya
Mariano Vilallonga cultiva la sátira no literaria. Unas veces hace caricaturas y otras retratos fieles y despiadados. No es una casualidad que haya llevado al bronce 'La Familia de Carlos IV', donde Goya es más cruel cuanto más fiel al original. Nuestro escultor parte de la descarnada fidelidad de Goya porque el esperpento estaba ya en la realidad.
Hay en toda la obra escultórica de Vilallonga una vena expresionista de raíz goyesca que pasa por Honoré Daumier y por Medardo Rosso, e incorpora un concepto de la escultura en el que se hace visible el carácter blando del material original y el proceso de modelado, cuyas huellas se conservarán en el bronce fundido.
Muchos de sus personajes son arquetípicos y encarnan un cierto tipo de persona, una determinada relación o una situación que se repite y se prolonga en la Historia y en la vida de las personas. Dentro de los grupos, puede verse el matrimonio de marido dominante y mujer discreta y sumisa, o el más numeroso grupo de obreros que construyen el Empire State almorzando sobre una viga asomada al vacío, pieza basada en la famosa fotografía de Charles C. Ebbets. Cada pequeña manipulación que Vilallonga hace de la realidad, cada pequeño exceso, está encaminado a aumentar la fuerza expresiva de sus personajes.
El caballero uniformado y condecorado con alguna cruz u orden de alto relumbrón, es estirado y orgulloso hasta el ridículo, como proclamando en todo momento que está fuera de onda pero imponiendo al mundo su incómoda presencia.
Una actitud contraria es la del hombre cabizbajo representado como una acumulación de porciones de barro que el creador no se ha dignado terminar. Es la viva (casi) figura del fracaso, como una ruina a punto de desmoronarse. Lo único que conserva su forma rígida y lisa es la carpeta donde no sabemos si guarda versos que sólo él lee, dibujos que nadie ve o cédulas de un seguro de decesos que nadie se anima a contratar.
Hay un personaje sentado que parece un expulsado de la viga del Empire State y, ciertamente, es muy distinto a aquellos obreros funámbulos. A diferencia de ellos, que se comunican unos con otros y gesticulan al tiempo que sujetan un vaso, éste apoya sus brazos sobre las piernas y mira al vacío. Este personaje es sin duda un pensador ensimismado, un sucesor del Lorenzo de Médicis de Miguel Ángel y del Pensador con mayúsculas de Rodin.
Hay dos piezas con volúmenes más puros y modelado más liso y acabado, como queriendo expresar la turgencia de los cuerpos jóvenes. Me refiero a la esquiadora en posición de descenso veloz y al caballo montado por una niña, conjunto éste cuya tranquila belleza recuerda las formas puras y limpias de Giacomo Manzú
Podría pensarse que existe una cierta contradicción entre el carácter a veces sarcástico de estas esculturas y el hecho de que se hayan fundido en bronce, como las estatuas serias de los próceres y de los héroes. Creo que hay aquí un espíritu similar al que movió a Jasper Johns a fundir en bronce dos botes de 'Ballantine Ale' en 1960. Por dos razones, porque también aquí entra en juego la paradoja de fundir en bronce lo pequeño y aparentemente trivial, pero, sobre todo, porque se trata de responder al espíritu conservador de la escultura tradicional utilizando sus propias armas.
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