Crítica
de arte
Carteles
para convivir
Premio de Carteles Caja Madrid
2006. Casa de los Picos. Segovia. Hasta el 26 de noviembre.
Jesús
Mazariegos
Nada
mejor que un centro escolar para exponer las mejores maneras de hacer que un
mensaje necesario llegue a su destino. La Casa de los Picos es un centro
escolar, es un centro de arte y es una sala de exposiciones muy visitada, un
buen lugar para que adolescentes, padres y educadores se conciencien y
sensibilicen sobre el gran problema del acoso escolar y de la violencia en los
centros. No es una cosa nueva que esté de moda pero es algo que ha tardado en
salir a la luz y que últimamente muestra síntomas de recrudecimiento. ¿Qué otra
cosa se puede esperar en una sociedad donde los niños reciben mensajes de
violencia por el cine, por la televisión y por los juegos de ordenador? Yo
añadiría los mensajes de cotilleo y chismorreo de esos programas donde la gente
va a insultarse, de ciertas series y de los culebrones; sus odios y sus
neurosis, sus personajes malvados y retorcidos. Me imagino que en ellos no
faltará tampoco algún que otro tirón de pelo. A veces oigo hablar a niñas en un
tono entre histérico y violento que me parece aprendido de esas series.
En fin, ya que parece que vamos
contra corriente y que el caldo de cultivo sigue ahí, consolémonos viendo esas
audaces advertencias que son los carteles seleccionados para el Premio de Caja
Madrid 2006. Sabido es que en el cartel intervienen la imagen y la palabra
escrita. Ambas deben ser lo suficientemente atractivas, concretas, expresivas y
claras como para que el mensaje llegue con facilidad al espectador.
Los hay que se centran en una
palabra: ‘solo, humillación, víctima, violencia’. Otros juegan con las
palabras: escuela y esquela, acoSOS, o el que muestra al hijo de un maltratador
que imita a su padre quitándose el cinturón, con la leyenda en términos
informáticos: ‘copiar y pegar’.
A mí me parece magnífico el único
que carece de texto, en el que se ve un montón de clips iguales, todos juntos,
y un clip diferente apartado y doblado.
Si en toda obra de arte ha de
importar la forma y el contenido, aquí es evidente que lo que importa es el
contenido, el mensaje, el significado. La forma ha de estar aquí al servicio
del significado, sin olvidar que del aspecto puramente formal depende la
capacidad de atracción previa y la eficacia en la transmisión de la idea. Para
que podamos recibir el mensaje del cartel, éste tiene, primero, que llamarnos
la atención, que atraernos. Para poder ir a ver esta exposición, hay que
enterarse. Ya está usted avisado.
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