CRÍTICO DE ARTE JESÚS MAZARIEGOS

jueves, 27 de octubre de 2011

Antonio Tanarro, Antnio de Torre y Raul Villas. EL ARTE DE HACER FOTOS


Crítica de arte

El arte de hacer fotos

Un año en imágenes, 2002. Antonio de Torre, Antonio Tanarro y Raúl Villas. Fotografía. Casa de los Picos, Segovia. Hasta el 31 de julio.


Jesús Mazariegos

          De todos es conocido en auge de la fotografía en cualquier feria o certamen artístico, sea ARCO, sea la Bienal de Venecia, sea la Documenta de Kassel. Y es que muchos fotógrafos se han empeñado en no ser fotógrafos y ser artistas. Del mismo modo, los alfareros dejan de hacer cacharros para crear monstruosidades, los modistos diseñan creaciones, los cocineros pasan a ser restauradores y los peluqueros pintan y esculpen las cabezas. Afortunadamente no faltan alfareros que son verdaderos artistas y lo mismo sucede en los demás terrenos, pero no hay por qué trazar una raya entre la foto documental y la artística. Una foto con fines informativos puede ser una obra de arte y una foto con intenciones artísticas puede ser un desastre.
          Los fotógrafos de El Norte de Cartilla son fotógrafos de prensa, saben que lo son y saben serlo. Ellos sólo tienen que apretar un botón y la cámara hace el resto. Pero ¿cómo es que el pueblo llano con cámara rara vez consigue hacer una fotografía decente? Porque Antonio de Torre, Antonio Tanarro y Raúl Villas, aunque no vayan de artistas, tienen arte. Arte en la primera acepción del Diccionario de la Real Academia: “Virtud, disposición y habilidad para hacer alguna cosa”. Arte y formación.
          Y es que, antes de apretar el botón, hay que estar en el lugar adecuado, seleccionando determinados aspectos de la realidad, eligiendo aquello que se va a inmortalizar en imagen y desechando y condenando al olvido al resto. Y también hay que elegir el momento, el instante del gesto, de la sonrisa, de la mirada... y se puede ser implacable o generoso con el bostezo, con el mohín, con la cabezadita.
          La muestra de fotografías de los reporteros gráficos de El Norte de Castilla en Segovia, que hasta el día 31 puede verse en la Casa de los Picos, demuestra que los tres son benévolos con la realidad y generosos a la hora de no hacer exhibición innecesaria de las miserias del mundo y de las personas. Pero estas fotografías son, ante todo documento, información, por lo que no todas pueden ser de color rosa. La selección, tanto en la exposición como en el catálogo, es equilibrada, aunque, si se me permite, diré que estaría mejor con una fotografía menos.
          Las fotos sirven para recordar. De algún modo, recordamos las cosas ocurridas en el año 2002, gracias a estas imágenes, hasta el punto de que los acontecimientos que ocurrieron pero no están aquí, quedan muy cerca del umbral del olvido. Por eso pienso que, cuando una cosa no debiera haber pasado, no es cuestión de refrescar su recuerdo. Lo digo a sabiendas de que mi objeción es improcedente, porque un periódico no es un cuento de hadas sino un reflejo de la realidad; de la voluble y, a veces, dura realidad.

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