CRÍTICO DE ARTE JESÚS MAZARIEGOS

lunes, 31 de octubre de 2011

José Ramón Morquecho. PAISAJE ESENCIAL

CRÍTICA DE ARTE Paisaje esencial José Ramón Morquecho. Itinerarios. Pintura. Galería Claustro. Segovia. Hasta el 22 de Mayo.
JESÚS MAZARIEGOS
La pintura gallega vivió un momento especialmente brillante en la década de los 80, conjugando dos cosas tan distintas como son la tradición y la modernidad. Hay que aclarar que esa tradición no era la de las zagalas tirando del ramal de la vaca sino una tradición mucho más amplia, la tradición atlantista que tuvo su máxima expresión en las distintas ediciones de la exposición que se llamó ‘Atlántica’ y en otras como ‘Imaxes dos oitenta’, Visión Celta, Litoral, así como en las Bienales de Pontevedra. Este fenómeno conocido con el acuñado término “Atlántica” tuvo tanta importancia que, cuando se inauguró el Museo de Arte Contemporáneo de Vigo, MARCO, se hizo sobre la referencia a los pintores que habían expuesto en las distintas ediciones de Atlántica. Una de las notas más destacadas de aquel periodo fueron los paralelismos de fondo y similitudes nada superficiales que se observaron entre la pintura gallega y la alemana del mismo momento, llegándose a celebrar una exposición con presencia de los más notables pintores alemanes del momento. José Ramón Morquecho (Pontevedra, 1946), aunque vivió aquellos momentos desde los márgenes, ha perseverado y madurado en la pintura más que algunas de las fugaces luminarias de entonces. Aunque sus planteamientos son, por lo general, aparentemente menos radicales que las propuestas de entonces, Morquecho está también muy lejos de la tradición de gaita y zagala, haciendo un paisaje que la mayoría de las veces no es gallego y en el que pueden verse conexiones con el arte alemán, esta vez con el de algunos expresionistas de principios del siglo xx. Algunos de estos paisajes recuerdan a los que Franz Marc ponía como fondo para sus caballos azules o sus terneras amarillas y voladoras. Sus grandes manchas recuerdan, a veces, ciertas obras de Paul Sérusier y otros pintores del grupo de los ‘Nabis’. En su afán por valorar el color, la pintura de Morquecho está hecha a base de amplias superficies casi totalmente planas, con un mínimo modelado que, en el caso de los árboles o de las masas forestales, se limita a unas sombras en la parte inferior. Esta opción por lo plano le conecta con Gauguin, el cual también fue un referente para los Nabis. Morquecho se nutre del paisaje y, naturalmente, pinta el de su Galicia natal, pero también ha ido en busca de nuevas luces y de nuevas relaciones entra la vegetación, la tierra y el cielo. Ello le ha llevado a Canadá, a Finlandia y a Marruecos. Pintura de amplísima factura, cromáticamente brillante, casi plana, depurada, limpia y luminosa. Este es un caso en el que podríamos robar a Rothko –pintor admirado por Morquecho- el término “campos de color” que suele aplicarse a sus obras, término que, en este caso, podría ser utilizado con absoluta propiedad y nunca mejor dicho.

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