CRÍTICO DE ARTE JESÚS MAZARIEGOS

lunes, 31 de octubre de 2011

Carlos Codes. WARHOL NO ESTÁ DORMIDO

CRÍTICA DE ARTE Warhol no está dormido Carlos Codes. Pintura. Galería Claustro. Segovia. Hasta el 8 de diciembre. JESÚS MAZARIEGOS Es bien conocida la tendencia de Andy Warhol a la repetición masiva de imágenes idénticas y su afición a hacer películas de ocho horas cuyo único asunto era una persona durmiendo. Lo cierto es que había que hacer el papel de estar durmiendo y el monoprotagonista se quedaba dormido. No es momento de entrar a discernir las diferencias entre estar durmiendo y estar dormido, cosa que Camilo José Cela hace años que se encargó de aclarar en el Senado con una célebre comparación. Una serigrafía del propio Andy Warhol, no sé si durmiendo o dormido, es el motivo más recurrente de la exposición de Carlos Codes (Cuenca, 1958) que puede verse en la galería Claustro. En cierta ocasión, estando Warhol despierto, cuando aún no era famoso, se presentó ante un galerista y le mostró unos botes pintados con colores planos y perfiles duros. El galerista, superada la sorpresa, comprendió que estaba ante el comienzo de una revolución que supondría la muerte del informalismo. Entonces, nada parecía tan antagónico como el expresionismo abstracto y el pop, nadie se podía parecer menos que Pollock y Warhol. Pero, de la misma manera que el Pop no arrastró la herencia del informalismo sino muy ocasionalmente, sí lo hizo la Nueva Figuración, eso sí, al margen de toda la iconografía Pop. Por eso la obra de Carlos Codes me parece, en principio, paradójica, pues mezcla elementos pop con otros motivos de muy heterogénea raigambre. Entre los primeros está la imagen de Andy Warhol dormido, algunas etiquetas y unas superficies que recuerdan el ‘decollage’, es decir, al resultado de despegar parcialmente carteles superpuestos. Las bases serigráficas de textos de prensa tienen un origen, en última instancia, cubista; no obstante, por el tratamiento y por el contexto, se puede considerar que tanto los textos como la base icónica y colagista, son completamente pops. Será sobre esta precisa base donde Carlos Codes aplique la pintura según los más estrictos modos del expresionismo abstracto, es decir, que sobre un fondo figurativo y de collage, aplica un lenguaje abstracto de origen más antiguo. Ello quiere decir, sencillamente, algo que ya sabíamos, que tanto el pop como el informalismo son algo más, mucho más, que una tendencia o que un ismo, algo más que una manera de pintar; una filosofía estética, una forma de vivir y de pensar. Codes que nació cerca de ese santuario de la no-figuración que es el Museo de Arte Abstracto Español, ubicado en las Casas Colgadas de Cuenca, parece fundir esas dos filosofías sin dificultad ni contradicción pues, al fin y al cabo, cada uno de nosotros encierra mil opuestos y no pocas incon-gruencias; un día salimos de compras, aunque no estemos deprimidos, y al siguiente nos debatimos en la duda de sí merece la pena la existencia. Así es la vida y así es el arte, enfrentamiento de principios, lucha de contrarios de la que a veces se consigue legar a una síntesis que, incluso, puede llegar a ser armónica.

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