Crítica de arte
Pintura y energía
Pedro Canabal. Horizonte fragmentado. Pintura.
Casa de los Picos. Segovia. Hasta el 29 de febrero.
Jesús
Mazariegos
Hace algo más de nueve años que
Pedro Canabal ganó el extinto Premio de Pintura Ciudad de Segovia, que daba
derecho a habitar el torreón de la
Puerta de Santiago durante un año y a una exposición en la Alhóndiga con catálogo y
todo. Fue entonces cuando conocí a Pedro, al escribir uno de los textos del
pequeño catálogo. Recuerdo que la primera vez que vi su obra extendida por el
suelo del piso alto de torreón de la muralla, en una noche helada de diciembre, me costó asimilarla a la
primera, pero interpreté positivamente aquella especie de resistencia inicial,
porque pensé que la obra de un artista joven debe de chirriar algo o mucho y no
puede acomodarse en el cerebro como en un hueco hecho a su medida.
Ahora
todos tenemos una década más encima, la pintura de Canabal ha evolucionado y mi
percepción de las cosas he de suponer que tampoco es la misma. Al ver ahora su
exposición de la Casa de los Picos, veo que su estancia en Barcelona si le ha
influido en algo, no es en cosa que se perciba de golpe. Ha conservado, sin
embargo, la esencia de lo que entonces era su pintura y no le importa mostrar en
un par de cuadros, su reconocimiento a la obra de Luis Moro.
Pero
¿cuál es esa esencia que digo que ha conservado? Pues, sin duda, la energía del
trazo y su buena convivencia con la mancha. Hoy, los resultados de esa
convivencia los percibo como más cuajados; en algunos casos, incluso, como
armónicos, gracias al recurso de compartimentar el cuadro con bandas
horizontales y verticales, sujetando, con esta especie de rejilla geométrica,
el agitado magma informalista. Algunos cuadros muestran inequívocas huellas de
intervención fuerte y violenta. En general, toda la obra de Canabal desprende
una gran energía, excepto algunos cuadros pequeños, y no a causa de su tamaño.
Otro
recurso incorporado es el que inventara en los años 80 el americano David
Salle, que consiste en introducir en el cuadro otros cuadros o fotos pintadas,
que desde entonces, no hay pintor que no lo haya hecho alguna vez. Canabal, sin
embargo, no muestra los pequeños cuadros enteros ni de frente, sino que los
hunde en la selva pintada de la superficie del cuadro. Esta pintura enérgica
funciona mejor en los grandes y medianos formatos que en los pequeños, al
tiempo que el tratamiento de la figura humana tiene sus limitaciones, pues no encaja
las deformaciones que el gestualismo impone, del mismo modo que lo hacen el
mundo vegetal y mineral.
Pedro
Canabal es un pintor valiente que se ha lanzado de cabeza a la vida de pintor,
creyendo en lo que hace sin apuntarse a lo último que se lleva. Y es que Pedro
es fiel a su formación, a su manera de hacer y a sus tripas, que es de donde le
sale la pintura, sin hacer de ellas corazón.
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