CRÍTICO DE ARTE JESÚS MAZARIEGOS

miércoles, 26 de octubre de 2011

ABRIENDO PUERTAS


Crítica de arte

Abriendo puertas

Alumnos de la Escuela de Arte Casa de los Picos. Trabajos realizados en el pasado curso. Casa de los Picos. Hasta Octubre.


Jesús Mazariegos

Para un muchacho o una muchacha con imaginación, es decir, con cabeza de artista, puede ser decisivo en su vida que, al ver abierta la puerta de la Casa de los Picos, decida entrar o seguir su camino. Si entra es posible que al principio lo encuentre todo algo oscuro, pero enseguida se adaptará a la luz y podrá sintonizar con la sensibilidad de alguno de los trabajos allí expuestos. En ese momento, puede ser que vea una lucecita y encuentre el camino de su futuro.
Para los que tenemos más pasado que futuro y el camino andado, la decisión de entrar será menos arriesgada pero gratificante sin lugar a dudas. La agradable sorpresa es doble, pues se debe tanto a la calidad de los trabajos expuestos como a la inmensa variedad de formas de expresión plástica que aquí están presentes. Tras las pinturas y los textiles de la primera sala, con seda pintada, alfombras y tapices, en el patio se despliegan los diseños cerámicos para revestimientos, la escultura, con ejemplos de modelado y de vaciado, el collage, el diseño gráfico y otras manifestaciones artísticas.
Pero la sorpresa fuerte, al menos para un servidor, está en la sala siguiente, donde se imparten las enseñanzas de pintura mural y que no suele estar abierta al público. En sus propios muros y supongo que no por mucho tiempo, pues han de dar soporte a nuevos trabajos, hay ejercicios técnicos que reproducen famosas obras de arte que, aun sin ser originales, en el muro cobran una prestancia que no tiene nada que ver con la mejor reproducción de un libro. Allí están los palafreneros de La Reina de Saba, de La Historia de la Invención de la Cruz, de Piero della Francesca; allí la bellísima figura de la aguadora del Incendio del Borgo, uno de los lunetos de las Estancias de Rafael, figura que se atribuye a Julio Romano; allí el Heráclito de la Escuela de Atenas de Rafael; allí, en fin, el Ezequiel de la Sixtina y la más bella figura de la famosa capilla, que es la Sibila Délfica.
Muy interesantes los trampantojos de los óculos del Palacio de La Granja y los diversos ejercicios de molduras. Sorprendentes las imitaciones de mármoles y granitos y, como no, los esgrafiados, cuyos diseños no son los de siempre sino que incorporan tipografía y recursos del arte óptico con muy buenos resultados.
Son las pruebas de la solvencia y de capacidad de transmitir conocimiento por parte del profesorado y las pruebas de la aplicación, del trabajo y del talento de chicos y chicas que han visto su camino en las artes; artes que ya no resisten la clasificación tradicional de de mayores, menores, bellas, aplicadas, industriales, etc, y entre las que surgen nuevas disciplinas de la mano de la tecnología.

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