CRÍTICO DE ARTE JESÚS MAZARIEGOS

miércoles, 26 de octubre de 2011

Premio de Carteles Caja Madrid, 2001. SER O ESTAR


Crítica de arte

Ser o estar


Premio Nacional de Carteles Cajamadrid. Casa de los Picos. Hasta el 31 de enero.


Jesús Mazariegos

Cuando lo que interesa al lenguaje artístico es comunicar eficazmente con el espectador, las formas ceden en la afirmación de sí mismas para convertirse, ante todo, en generadoras y en vehículo de mensajes concretos tras los cuales suelen estar las ideas abstractas. Entonces las formas se depuran, se clarifican y se despojan de todo accidente para convertirse en palabras plásticas. Si en los tiempos en que Toulouse Lautrec hacía carteles de La Goulue en Le Moulin Rouge, eran los límites técnicos los que obligaban a las formas planas, no hay que olvidar la lección que, veinte años antes, daba Edouard Manet en el Retrato de Emile Zola: la chaqueta del escritor es tan plana como el kimono de la estampa japonesa de la pared.
Los colores planos son, hoy por hoy, el lenguaje natural del cartel, con toda la historia del cómic y del Pop detrás, con todas las etiquetas, envoltorios, cajas de cartón con copa esquemática y “muy frágil”, o señales de prohibido aparcar. Hay toda una tradición del color plano que viene desde aquel Cuadrado blanco sobre fondo blanco de Malevitch que, más que un punto de partida era una meta sin retorno; viene de Mondrian, al que han disfrutado, sin saberlo, generaciones de merceros y amas de casa, en las cajas de calcetines Punto Blanco, y ahora los adolescentes que utilizan una espumilla de esas, cuyo envase recrea el lenguaje del adusto holandés. Para es Ad Reinhardt el que presta la planitud y las palabras al cartel acreedor del primer premio: “a veces menos es más”, obra de Elsa Suárez Girard, donde uno no sabe si el círculo central es una forma sobre el fondo o un agujero, una presencia o una ausencia.
No es poca la aportación del arte conceptual y sus mensajes escritos al arte del cartel, donde el mensaje puede ser absolutamente diáfano, paro donde me gusta que posean ese carácter críptico, de jeroglífico, propio de emblemas y empresas, que obliguen a pensar, pero que permitan entender cosas diferentes.
Resulta que la temática de estos carteles gira en torno al tema de las discapacidades físicas, psíquicas y sensoriales. En el mundo de los catalogados como imperfectos la única diferencia con los demás es la misma que distingue “ser” de “estar”, “estar” de “ser”. Debo decir que sólo en ocasiones muy concretas estoy a favor de los eufemismos. El eufemismo, al tratar de ocultar la palabra, la terrible palabra, no hace sino agravarla. Creo, sin embargo que, con los niños, hasta los eufemismos son duros. Recuerdo uno muy bonito que se decía cuando no eran usuales tales finuras: “inocente”. Bien pensado, es lo mejor que se le podría decir a cualquiera. Decía que no es lo mismo estar que ser, estar es temporal, puede ser incluso definitivo, pero no es lo mismo estar sordo que serlo; no es igual estar enfermo que ser un enfermo. Estamos o somos.
Los mensajes de los carteles resaltan las capacidades que pueden desarrollar las personas con ciertos límites. Así ha de ser. A veces los límites son infranqueables. Es otra forma de desigualdad. Pero, a veces, luchando contra los propios límites, se logra conseguir más que quienes no tienen la necesidad de rebelarse. ¡Dis, Minus, Sub, In, y los sin prefijo!: ¡A las barricadas!.

No hay comentarios:

Publicar un comentario