CRÍTICO DE ARTE JESÚS MAZARIEGOS

lunes, 31 de octubre de 2011

Ángeles Marco. EL VACÍO EL VÉRTIGO

CRÍTICA DE ARTE El vacío y el vértigo Ángeles Marco. Instalaciones de obras en hierro y otros materiales. Galería Claustro. Segovia. Hasta el 16 de octubre. JESÚS MAZARIEGOS Antes de nada, reconozcamos que la exposición que nos ocupa es sin duda la más dura –en el sentido de difícil- de cuantas se han podido ver en esta galería en su año y medio de existencia, y una de las más radicales de cuantas se han visto en Segovia. Éste es uno de esos casos en los que es imprescindible lo que se conoce como ‘cambiar el chip’. Ya que la instalación revisa obras de principios de los 90, me permito recordar unas declaraciones de Ángeles Marco (Valencia, 1947) en las que se quejaba de que los críticos no ejercieran su función de intermediarios entre el artista y el público, haciendo comprensible su obra, no sé si hasta el punto de convencer al público de que la compre, a pesar de tener que quitar los muebles del salón y llevar a la abuela a una residencia para que no tropiece y deje de preguntar. Aun no creyendo en la clarividencia que Ángeles Marco infundadamente supone en el crítico, teniendo yo a gala mi misión mediadora, me obligo a perseverar en la mediación y, dada la dificultad, me conformaría con que el espectador consiguiera ver siquiera una lucecita. Lo primero que hay que advertir es que no estamos ante un hecho para el placer de los ojos sino para el trabajo del cerebro. Es algo parecido a un lenguaje que, en vez de constar de letras o palabras, está hecho con objetos más o menos grandes que vienen a ser como la materialización de ideas pero sin que conozcamos los códigos del lenguaje, códigos que, por otra parte, no aclararían demasiado, pues no se referirían a cosas concretas. Lo mismo ocurre, por ejemplo, con las expresiones del rostro o las posturas del cuerpo, que transmiten mensajes pero sin detalles, lo cual no impide que sean mensajes fuertes y claros: alegría, duda, ensoñación, miedo, desorientación, vacío, vértigo, terror. Pero, ¿cómo es la cara e desorientación? ¿Y la de vacío?. Tras la observación de las obras y después de ver el fragmento manipulado y recurrente de la película ‘Vértigo’que se proyecta en la sala de arriba, podría afrontar, no sin dificultad, la misión de traducir la escultura a palabras, y podría hablar de hierro, de duro, de negro, de estructuras, de contenedores, de conducciones, de asfalto, de industria, de equilibrio inestable o de desequilibrio, de gravedad, de peso, de balanceo, de vacío, de movimiento interrumpido, de presión, de tensión, de oleaje, de mareo, de fuerza, de resistencia, de peligro de rotura, de apuntalamiento, de pesimismo, de caída. Pero es posible que prefiera exteriorizar otro tipo de sentimiento que sería el de un formidable asombro que no haga necesario concretar las anteriores referencias. Quizás el límite de conocimiento consistiría en llegar a comprender que, como arte heredero del minimalismo, posee una autosuficiencia exenta de referencialidad, como la abstracción geométrica en pintura. En ese caso, nos quedaríamos con el asombro y con la sospecha del vértigo; del vértigo de la existencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario