CRÍTICO DE ARTE JESÚS MAZARIEGOS

lunes, 31 de octubre de 2011

Marisel Jiménez. ARTE Y COMPROMISO

Mari Sel Jiménez ARTE Y COMPROMISO
27 FEBR 2004
Para los griegos, el fun¬damento del arte era la belleza y ésta se funda¬mentaba sobre las proporciones existentes entre las partes en¬tre sí y entre las partes y el to¬do, proporción capaz de expre¬sarse en números y de la que de¬bía resultar una sensación de equilibrio, de calma y de armo¬nía. Para los medievales, la be¬lleza no dependía de las medi¬das sino del adorno, y así lo afIr¬ma San Isidoro en las Etimolo¬gías cuando dice que bello es to¬do aquello que brilla y refulge, ytodo lo que tiene colorido, los dorados, las piedras preciosas y los tapices. Para los románti¬cos ya no es la belleza el grado supremo al que el arte aspira, ya no es lo bello lo que se busca sino lo sublime, concepto que contiene lo desmesuradamente grande y lo terrible y amena¬zante; así, una pradera en un día soleado es algo bello; una gran inundación, una tormen¬ta en la noche, una erupción vol¬cánica, pueden ser sublimes. El expresionismo es un vástago le¬gítimo del romanticismo y con él comparte cierta visión trági¬ca y un perfil similar de artis¬ta. Y aquí quería yo llegar para no partir de un punto erróneo a la hora de ponernos delante de las obras de la artista costa¬rricense que expone en Claus¬tro, Marisel Jiménez. Si inten¬tamos ver su obra con ojos grie¬gos o medievales, no habrá co¬municación. Tampoco hay mo¬tivos de corte romántico, pero no hay duda que la muerte está más cerca de lo sublime que sim¬plemente la vida. El gozo es be¬llo, el amor es bello. El dolor y la desesperación, el suicidio, pueden ser sublimes. Las esculturas en barro re¬presentando cabezas de anima¬les con expresión lastimera, con¬centran su atención no en el cuerpo del que carecen, sino en el rostro, como si fueran retra¬tos. Todo retrato de un animal im¬plica tratarlo como a una per¬sona. Los dibujos de perros y pá¬jaros malheridos o enfermos producen la contrapuesta pero no contradictoria impresión de inspirar lástima al mismo tiem¬po que nos sentimos amenaza¬dos, una metáfora de lo que hoy es la mirada del tercer mundo respecto al primero. En ambos casos, tanto en las pie¬zas de cerámica como en los grandes dibujos al carbón, las formas son coherentes con el fondo, es decir, que la manera antiacadémica y violenta de di¬bujar o de tratar el barro, es la apropiada para expresar algo que no tiene nada que ver con el orden ni con la paz ni con la armonía. Las superficies del ba¬rro son ásperas o están pinta¬das de forma agresiva; los di¬bujos están ejecutados a gran¬des trazos, abundantes e incisi¬vos, como queriéndoles trans¬mitir toda la violencia conteni¬da que genera la injusticia. Una exposición nada frívola, que provoca sentimientos en¬contrados, una exposición para ver y reflexionar, para tomar conciencia de uno mismo ante el arte y ante la sociedad, una exposición para pensar qué sig¬nifIca 'comprometerse'.

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