CRÍTICO DE ARTE JESÚS MAZARIEGOS

miércoles, 26 de octubre de 2011

Juan Carlos Gargiulo. HORTUS HERMETICUS


Crítica de arte

   Hortus Hermeticus

Juan Carlos Gargiulo. Fotografías. Casa de los Picos, Segovia. Hasta el 25 de octubre.


Jesús Mazariegos

El jardín es, de algún modo, la naturaleza dentro de un orden, la imagen de un mundo estructurado y comprensible, pero sólo hasta cierto punto. El jardín es también un laberinto y encierra sus secretos. Juan Carlos Gargiulo no descubre los secretos, no muestra los secretos del jardín, pero es evidente que detrás de cada una de sus fotos se esconde lo oculto y lo desconocido, se esconde aquello que va más allá de lo visible..
          El jardín de Gargiulo es un jardín abandonado. La condensación de la humedad residual del suelo y de las plantas cubre los cristales desprendidos del invernadero y forma un velo que se mezcla con el de la araña y con mil partículas de polen y de polvo.
          Gargiulo mira el mundo a través del cristal, a través de las lentes de su cámara y a través del cristal empañado de su alma de artista. No quiere ver con nitidez y claridad, no soporta ver lo que ocurre fuera de los muros del Jardín Secreto. Otras veces Gargiulo se había encerrado en una casa abandonada y había retratado ausencias, sombras, luces y silencios. En esta ocasión se ha refugiado en esa ínsula de la conciencia que es el ‘Hortus Conclusus’, el ‘Jardín Cerrado’. No quiere correr el riesgo de tropezarse con lo trivial, lo vulgar, lo frívolo o, mucho peor, lo terrible y lo doloroso que cada día acecha a nuestras retinas.
          Pero Gargiulo sabe que en ese recinto cerrado puede encontrar las respuestas a tantas preguntas que, hasta ahora, nadie le ha respondido. Puede encontrarse a sí mismo y a los demás, tras el cristal empañado que apenas deja intuir el gran secreto que se oculta tras una brizna de hierba, tras una flor o bajo una sombra. Por eso su jardín es secreto, hermético, refractario al ruido y a la verborrea, ajeno a lo espectacular y a cualquier tipo de efectos especiales.
          Este segoviano nacido en La Argentina no se conforma con lo simple, lo claro y lo evidente, que parece ser la principal aspiración de tanta gente. Él sabe que no hay peor cosa que tenerlo todo claro, porque las cosas son complejas, a veces oscuras y la vida se representa en el Juego de la Oca, donde hay puentes para pasar al otro lado del río, y pozo y laberinto, y la muerte acechando siempre.
          Magníficas fotografías las de Juan Carlos Gargiulo. En ellas demuestra que la realidad es inagotable y que la fotografía puede dar resultados tan poéticos, ambiguos o abstraizantes como los de la pintura. Breve y magnífica exposición donde cada foto que veamos, siempre nos dará la impresión de que algo se nos oculta, de que ahí hay algo más, un secreto que intuimos, que sabemos que está ahí pero que difícilmente llegaremos a descubrir.

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