Un arte sano
Martine Rivas y Juan Tomás Domínguez. Hilos y telas
sobre soporte de kapa. Escuela de Arte Casa de los Picos. Segovia.
Jesús Mazariegos
Los límites
del arte nunca han estado demasiado claros, de modo que no hay que extrañar que
las fronteras entre el arte y la artesanía no sean menos difusas e
indeterminadas. En algunas culturas del pasado, arte y artesanía eran una misma
cosa al tiempo que formaban parte de la vida cotidiana, pues las formas
artísticas se expresaban en los cacharros domésticos, en los vestidos o en los
amuletos, y no era necesario aislar un objeto, colgarlo en la pared ni
colocarle etiqueta alguna de clasificación porque no existía ese concepto del
arte como objeto único y cuasi-sagrado que hoy existe.
Al mismo
tiempo que las niñas ya no quieren ser princesas, multitud de fotógrafos ya no
quieren ser fotógrafos sino artistas, y lo mismo pasa con algunos artesanos,
que tratan de hacer, a toda costa, algo que más parezca arte que artesanía.
Se supone
que el artista tiene una consideración social superior a la del artesano, pro
ello no impide que haya artistas deplorables y artesanos realmente apreciables.
Es en el momento n el que la artesanía ha dejado de hacer objetos de uso y
tradicionales, y se ha embarcado en fabricar objetos de adorno parodiando las
formas de determinadas tendencias artísticas, cuando, en muchos casos, la
artesanía ha de ser tal, sin llegar, ni mucho menos, a ser arte. No hay más que
ver algunos estands de la Feria de Artesanía, convertidos en verdaderas
galerías de los horrores, para comprobar este extremo.
La exposición de Martine Rivas y Juan
Tomás Domínguez en la Casa de los Picos, plantea algunos interrogantes en este
sentido. Desde el momento en que la artista utiliza un chal hecho por ella
misma con los mismos materiales y similares modos que las obras colgadas en la
pared, me pregunto: ¿la artista se ha puesto encima un cuadro sin bastidor y
sin marco, o lo que hay en la pared son chales, toquillas y retales de diversas
formas, estirados y colgados como su fueran cuadros?
Es indudable que el carácter
exótico de los materiales difumina estas
distinciones y consideremos como queramos las obras expuestas, hay que rendirse
ante su originalidad y su riqueza de formas y de texturas. Son diseños
abstractos con un concepto generalmente ‘all over’, es decir, de carácter
continuo, sin composición, que algunas veces sugiere formas orgánicas
microscópicas, otras, mapas de regiones laberínticas y las más, fotografías
aéreas, como ocurre en la pintura del francés Riopelle.
Unos cuadros que no son rectangulares
ni están hechos con pincel sino con puntadas sobre la corteza interna de un
árbol de las islas del Pacífico, lo cal le confiere un valor simbólico ligado a
lo ancestral, y una magia equidistante del arte y del fetiche.
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