CRÍTICO DE ARTE JESÚS MAZARIEGOS

miércoles, 26 de octubre de 2011

Martine Rivas y Juan Tomás Domínguez. UN ARTE SANO


Un arte sano

 

Martine Rivas y Juan Tomás Domínguez. Hilos y telas sobre soporte de kapa. Escuela de Arte Casa de los Picos. Segovia.



Jesús Mazariegos

Los límites del arte nunca han estado demasiado claros, de modo que no hay que extrañar que las fronteras entre el arte y la artesanía no sean menos difusas e indeterminadas. En algunas culturas del pasado, arte y artesanía eran una misma cosa al tiempo que formaban parte de la vida cotidiana, pues las formas artísticas se expresaban en los cacharros domésticos, en los vestidos o en los amuletos, y no era necesario aislar un objeto, colgarlo en la pared ni colocarle etiqueta alguna de clasificación porque no existía ese concepto del arte como objeto único y cuasi-sagrado que hoy existe.
Al mismo tiempo que las niñas ya no quieren ser princesas, multitud de fotógrafos ya no quieren ser fotógrafos sino artistas, y lo mismo pasa con algunos artesanos, que tratan de hacer, a toda costa, algo que más parezca arte que artesanía.
Se supone que el artista tiene una consideración social superior a la del artesano, pro ello no impide que haya artistas deplorables y artesanos realmente apreciables. Es en el momento n el que la artesanía ha dejado de hacer objetos de uso y tradicionales, y se ha embarcado en fabricar objetos de adorno parodiando las formas de determinadas tendencias artísticas, cuando, en muchos casos, la artesanía ha de ser tal, sin llegar, ni mucho menos, a ser arte. No hay más que ver algunos estands de la Feria de Artesanía, convertidos en verdaderas galerías de los horrores, para comprobar este extremo.
          La exposición de Martine Rivas y Juan Tomás Domínguez en la Casa de los Picos, plantea algunos interrogantes en este sentido. Desde el momento en que la artista utiliza un chal hecho por ella misma con los mismos materiales y similares modos que las obras colgadas en la pared, me pregunto: ¿la artista se ha puesto encima un cuadro sin bastidor y sin marco, o lo que hay en la pared son chales, toquillas y retales de diversas formas, estirados y colgados como su fueran cuadros?
          Es indudable que el carácter exótico  de los materiales difumina estas distinciones y consideremos como queramos las obras expuestas, hay que rendirse ante su originalidad y su riqueza de formas y de texturas. Son diseños abstractos con un concepto generalmente ‘all over’, es decir, de carácter continuo, sin composición, que algunas veces sugiere formas orgánicas microscópicas, otras, mapas de regiones laberínticas y las más, fotografías aéreas, como ocurre en la pintura del francés Riopelle.
          Unos cuadros que no son rectangulares ni están hechos con pincel sino con puntadas sobre la corteza interna de un árbol de las islas del Pacífico, lo cal le confiere un valor simbólico ligado a lo ancestral, y una magia equidistante del arte y del fetiche.

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