Crítica de arte
Virtualidad real
Colectivo
Artágora. Pintura, escultura,
instalación y obra digital. Casa de los Picos. Hasta el 31 de octubre.
Jesús Mazariegos
La fascinación por la red y la pasión por lograr que sus obras puedan
ser vistas en todo el planeta, gracias a esa gran plaza de la Aldea Global que
es Internet, es la causa de que 17 artistas se hayan reunido en la página http://www.artagora.es.
Rafael Cerdá y Arturo Gómez son escultores. El primero parte de fragmentos
metálicos o recortes procedentes de la industria, a los que, al parecer, no
manipula, limitándose a unirlos guiado por la capacidad de sugerencia de las
formas, obteniendo piezas de vaga pero fina alusión figurativa que el autor se
encarga de reforzar con el título. Arturo Gómez, más geométrico, crea formas
sintéticas de gran pureza y fuerza plástica, como el zigurat hueco titulado 'Domus
aérea' o la bella pareja de figuras de madera.
Las obras pictóricas han salido de las manos de Mercedes Cervilla, Dolores
Lamamie de Clairac y Franch Monreal. Mercedes Cervilla es pintora de signos, en
lienzos con apariencia de cerámica. Su vocabulario, emparentado con la tradición
geométrica de varias zonas de la América prehispánica, enriquecida con su
aportación personal, consigue obras de gran eficacia decorativa, acorde con la
ausencia de mensaje en unos signos cuyo origen remoto permite al espectador
crearse sus propios códigos.
La obra de Dolores Lamamie es la más propiamente pictórica, sin
recursos de ajena procedencia ni aplicación de nuevas tecnologías, obteniendo,
sin embargo, una potente, próxima y original visión de las carnosas y aguzadas
pencas de maguey. Si en la mayor parte de las obras, las poderosas pencas
destacan sobre un fondo vegetal formado por elementos más blandos y ligeros,
con un bello efecto de tactilidad y luminismo, en el políptico de cinco piezas
las hojas son geometrizadas y cubiertas de una trama que recuerda las formas
propias de la xilografía.
Franch Monreal combina formas geométricas y onduladas con superficies
texturadas y presencia de materiales diversos, yendo desde una saludable
sobriedad hasta un abigarramiento que no llega a la instalación.
Miguel Eusebio Macho sí presenta sus lienzos en forma de instalación,
formando con ellos, en los que ha pintado salvajemente rostros caricaturescos
alternados con graffitis, una caseta o habitáculo. Frágil refugio el que se
construye con pintura y se apoya en los frágiles bastidores, hasta el punto de
poder ver, a través del tejado, la bóveda celeste con sus constelaciones
etiquetadas en Latín.
La obra de Javier Martínez Ancín consiste en visionarios dibujos
digitalizados que están entre la visión surrealista, sus conocidas fuentes,
especialmente William Blake, y la estética de ciertos 'comix' underground.
Negro Macho es el autor de 'Autorretrato fiscal', obra que resume muy
bien el encuentro, no sé si conflicto, entre tradición pictórica, moderna sin
duda, y esa fascinación por la tecnología que no se sabe si es crítica o, sin
saberlo, complaciente con el sistema. Esa tradición moderna parte de Barnet
Newman, desde donde toda una línea de bandas verticales, llega a este
dignificado código de barras.
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