CRÍTICO DE ARTE JESÚS MAZARIEGOS

miércoles, 26 de octubre de 2011

Antonio de Torre y Juan Martín. EL TRIUNFO DE LA MIRADA


Crítica de arte

El triunfo de la mirada


Antonio de Torre y Juan Martín. Fotografías del Caja Segovia Fútbol Sala. Casa de los Picos. Hasta el 11 de febrero.


Jesús Mazariegos

          Hay exposiciones que no parecen precisar la explicación que aporta la crítica. No faltan quienes opinan que esta afirmación es de aplicación universal. Es sabido que una de las supuestas funciones de tan innecesaria actividad consiste en tender puentes, encender luces, mostrar caminos, que acerquen, alumbren y orienten al público de las exposiciones en su relación con las formas y los significados. Cuando los cuadros no albergan óleo ni acuarela, sino emulsión fotográfica convertida en algo tan directo y tan vivo como las instantáneas de Antonio de Torre y de Juan Martín, el espectador no parece necesitar luz que le alumbre ni guía que le oriente.
Si se añade, además, que la temática es deportiva, que se centra en los triunfos del equipo de fútbol sala Caja Segovia, coronados nada menos que por un campeonato del mundo, sería más bien el público el encargado de ilustrar a este ocasional y descolocado espectador. ¿Cómo confesar mi más que escasa relación con mundo del deporte? ¿Cómo disimular que apenas conozco y confundo el nombre de un jugador porque vive en mi escalera? ¿Debería ocultar, avergonzado, el rostro, como un descastado y un apátrida? ¿Conseguiré redimirme, aunque sólo sea por la mágica fuerza de las imágenes? En todo caso, a las imágenes de Antonio y de Juan debo esta iniciación, si no de conversión, sí de base para un futuro aspirantazgo a catecúmeno de aficionado al deporte.
No seré yo quien niegue aquí la importancia del asunto representado ni la potencia del contenido. Cuando las imágenes son cercanas al mundo que nos rodea, aunque no parece que existan dificultades para recibir su mensaje básico, sí se corre el riesgo de olvidar que lo que se tiene ante los ojos no es un trasunto del partido o de la celebración sino una exposición de creaciones plásticas, por lo que el espectador debe armarse de algo más que de espíritu deportivo.
          En este sentido es bueno recordar que las fotografías no son la realidad sino determinados instantes de la realidad seleccionados por el ojo instintivo de Antonio de Torre y de Juan Martín. Esos instantes llevados a la cartulina, sólo son colores distribuidos en un plano pero permiten ver lo que la propia realidad y las limitaciones del ojo humano nos niegan, como, por ejemplo, el gesto de infinita tensión de Luis Amado parando el decisivo penalti de Talavera, o el congelado arrojo de Jesús Fernández a punto de precipitarse en las festivas espumas de la celebración popular.
La mirada del artista ha iluminado la historia de la humanidad y la ha hecho más soportable. Las miradas de estos dos fotógrafos hacen más llevaderos nuestros días, pues nos permiten revivir los recuerdos y las alegrías del triunfo y saborearlos con sosiego ante imágenes de gran tamaño y calidad. Antonio y Juan tienen la primordial tarea de informar, generalmente con gran premura de tiempo y con mil condicionantes de toda índole, a pesar de lo cual, han sabido convertir tan digna misión en un arte.
Los ojos de Antonio de Torre y de Juan Martín vieron el triunfo de nuestros jóvenes deportistas y lo convirtieron en el objeto de nuestra mirada. Ahora los segovianos podemos recordar y revivir recientes glorias gracias a la memoria visible que ellos nos ofrecen.
Ellos vieron y vivieron las victorias. Era la mirada del triunfo. Sus obras, las que hoy cuelgan de los muros de la Casa de los Picos, son la expresión del triunfo de la mirada, de su mirada.

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