CRÍTICO DE ARTE JESÚS MAZARIEGOS

miércoles, 26 de octubre de 2011

ACAVS y otros. AHÍ LE DUELE


Crítica de arte

                                                                   Ahí le duele

Documentos materiales y gráficos del II Circuito de Performances. ACAVS y otros. Casa de los Picos. Hasta el 22 de octubre.

Jesús Mazariegos

            Recuerdo, de entre los infinitos ejemplos posibles, algunos hechos de necesario conocimiento para la correcta recepción de la exposición de La Casa de los Picos. Entre 1910 y 1930 los futuristas, en manifiestos demoledores, sientan las bases del espíritu de la vanguardia. En 1914 Marcel Duchamp expone un secador de botellas comprado en un bazar y en 1917 convierte un urinario en fuente. En 1952 John Cage, Charles Olson y Robert Rauschenberg dan vida al primer happening considerado como tal. En 1959 Hundertwasser pinta una larga línea espiral en las paredes de su aula de la Escuela de Artes Aplicadas de Hamburgo. En diversas fechas en torno a 1960, Yves Klein pinta cuadros con la ayuda de mujeres desnudas embadurnadas de pintura, a modo de sellos, patentó su cuadro de color azul "Azul Monócromo Klein", vendió trozos de espacio aéreo de París a cambio de lingotes de oro que arrojaba al Sena, y él mismo se arrojó a la calle desde una ventana, acción recogida en fotografía. En 1963 George Maciunas, fundador de Fluxus, toca el piano pisando sobre las cuerdas y, en la misma fecha, Joseph Beuys se adhiere al movimiento portando una gran bola de manteca. A finales de los 60 Andy Warhol sorprende a los visitantes de la Stable Gallery llenándola de cajas de detergente. Ayer mi neurólogo me dijo que no le entusiasmó lo de Richard Serra en el Museo Guggenheim de Bilbao pero a todo el mundo le cuenta lo del montón de caramelos de regaliz.
          Dicho esto, ¿qué es lo que pretenden, a estas alturas del siglo, los 46 , si no he contado mal, participantes en las performances que recoge esta exposición?, ¿son acaso los herederos de los conceptuales españoles Jordi Benito, Juan Hidalgo o Nacho Criado?, ¿cómo un grupo de artistas puede, en 1999, llamarse "de vanguardia" si estos chicos nacieron cuando se estaba dando carpetazo a la vanguardia y a la esperanza de cambiar el mundo? Eran niños pequeños cuando se empezó a hablar del placer de la pintura.
          Ya sabemos que ni Miguel Ángel Maroto ni los demás han inventado la performance. Tampoco los actuales pintores han inventado la pintura. Hay cosas antiguas que, en algunas ocasiones, en ciertos lugares y contra ciertas cabezas, pueden resultar de una completa novedad. Los lenguajes no habituales reclaman del espectador un esfuerzo especial que puede provocar el rechazo. En este contexto es donde recobra sentido la vieja y desusada palabra "vanguardia", como un arma, como una provocación. Es bueno enarbolarla de nuevo. Es necesario pisar el zapato negro del señor de traje oscuro, justo donde tiene el juanete. Es muy necesario. Incluso para ese señor.
          Alguien pensará que las actuaciones de estos jóvenes son una tomadura de pelo. Alguien pensará que le estoy tomando el pelo. Entre otras cosas, de eso se trata. De que el burgués bienpensante, el currante refractario, el muchacho atontado por la televisión o la chica feliz con móvil, al menos piensen si alguien les está tomando el pelo, ya que no se lo plantean cuando bienpiensan, cuando ven la tele o cuando se sienten realizadas con un telefonillo. Se trata de un pisotón constructivo para hacer pensar. El arte conceptual compromete, pretende complicar al espectador sacándole de su pasividad y obligándole a reflexionar sobre la propia naturaleza del arte, sobre su actitud ante lo que está viendo, ante sí mismo y ante el mundo.
          Maroto y sus afines saben lo que pasa, por eso escriben mil veces "¿Hasta cuando esta incomunicación?". Ellos nos recuerdan que todavía no estamos totalmente muertos, pero escuchan las pisadas del gran monstruo destructor que la injusticia neocapitalisma está creando con denodada aplicación. No es muy nuevo pero nada ya es nuevo. Al menos no tiene un planteamiento mercantilista. Es tan poco nuevo que cuenta con notables precedentes en la tradición local. Hace tiempo que se viste a las divinidades con emblemas bélicos y, más modernamente, se hacen discretos happenings en los que, sin beber alcohol ni ingerir drogas, que se sepa, se emiten discursos que no tienen nada que envidiar a los de Tristan Tzara, y al final se proclama dónde debe estar la parada. Y se quedan como si nada. ¡Pisa, Maroto de mi corazón! ¡Sin pasarte pero pisa justo en el juanete!.

No hay comentarios:

Publicar un comentario