CRÍTICO DE ARTE JESÚS MAZARIEGOS

jueves, 20 de octubre de 2011

Rafael Baixeras. EL COLOR Y LA ESPUMA
Octubre de 1996
Díptico de la exposición "Baixeras, el color y la espuma"
Galería del Rancho. Torrecaballeros. Segovia.

          En su cabeza se gestó una sierpe acuática y él la convirtió en principio fecundador.
          Sus peces interiores construyeron un nido de suave espuma en medio de la fría oscuridad abisal. Un refugio en el que protegerse de la nadaa.
          Anidaron en el vientre de la Mujer y se sintieron seguros en su nueva casa. Nadaron gozosos en la gran pecera del amnios como en una piscina de Hockney. Por un tiempo vivieron felices, indolentes, dentro de su cálida burbuja.
          La mujer reposaba en el sofá y ellos sentían su grata caricia a través del espejo blando de una pompa de jabón.
          Un arrullo apacible producía ondas azules y ellos se abandonaban al vaaivén de sus pasos por las arenas de Arealonga.
          Fecundación, gestación, nacimiento.
          Se produjo el tercer milagro y la Mujer se hizo una madre nueva. Protegía a su niño. Enseñaba a su niño.
          Y él regresó a los días azul-grisáceos de la infancia y volvió a jugar con los barcos de papel y con las nubes de festón.
          Siempre se le veía jugando con otro hombre-niño amigo suyo.

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