Rafael Baixeras
RETRATOS
2006
Exposición de figurines en el Teatro Juan Bravo
Un retrato es la descripción de la figura y carácter de una persona, es decir, de sus cualidades físicas y morales. Si esas cualidades se desprenden de los escritos o declaraciones de la persona a retratar, aun cuando no se hayan hecho con intención descriptiva de sí mismo, bien podremos obtener de ello un autorretrato. El Baixeras autor de los figurines que dan lugar a esta exposición, es un Baixeras joven que, años después, ha sido rememorado por quienes le conocieron.
retrato 1
Ricardo Borregón, a raíz de la primera exposición individual de Baixeras en Madrid, en la galería Fauna’s, le hizo una larga e interesante entrevista.
El arte es sencillo y poderoso. Así es también -me parece- mi amigo Rafa R. Baixeras y su obra. Él es un muchachón desgarbado, sonriente, tímido, hondo, alegre, catalán, gallego y segoviano. Se expresa con sus ojillos y con los amplios y cordiales movimientos de sus brazos, a veces también con algunas pocas palabras no demasiado fáciles, pero sobre todo, se expresa pintando1.
retrato 2
Pilar Rodríguez regía la galería Fauna’s. En 1994 recordaba así a Baixeras.
Era un hombre que sufría y que la única satisfacción para él era pintar. La obsesión de este chico era pintar. Decía palabrotas. Se ponía agresivo pero sabía pedir perdón. Era muy tímido. Tenía también esa dulzura que quería agradar. Al cuarto de hora de llegar discutió con mi marido. Otro día discutió con Juan Barjola que es un hombre muy tímido. Dijo Juan: “Este chico tiene muy mal genio”2.
retrato 3
Antonio Ruiz Hernando se refiere a su potente personalidad.
Ahora Rafael ha hecho acto de presencia y su humanidad se impone. A sus ojos chispeantes les acompaña la sonrisa irónica, la voz fuerte y el gesto ampuloso. De su boca brota un torrente de frases que intentan transmitir las brillantes ideas que cruzan veloces por su cabeza leonina.
retrato 4
Antonio Madrigal, que convivió con él en un piso de estudiantes de la Calle Vallehermoso , se refiere al Baixeras doméstico.
Rafael no era lo que se suele llamar una persona cuidadosa con las cuestiones domésticas. Su cama, que no hacía nunca, había ido tomando la forma de una guarida; allí se metía en invierno envuelto en un albornoz rojo y, por la mañana, salía de ella como un león con su melena rubia. Cuando se quitaba la ropa era como si se la arrancara, no se desabrochaba los botones sino que daba un fuerte tirón como si fuera a abrirse el pecho3.
El mismo Madrigal, en un evocador artículo escrito al cumplirse un año de su desaparición, le recuerda con ternura.
Era de estatura mediana, de espaldas algo cargadas y como contraste, de piernas muy delgadas. Su pelo era de color castaño-rubio, color poco carpetovetónico, pues se complementaba con unos ojos azules-claro que en momentos de irritación se convertían en gris-implacable. También es verdad que en los momentos felices (cuando las buenas noticias, cuando había ganado el Barça o había nacido Andrea), aquellos ojos azules-grises-implacables se mostraban bailones, pícaros y bondadosos, y toda su sorna galaica se asomaba por ellos4.
autorretrato 1
En los años de su juventud, intensamente vivida entre Segovia y Madrid, con escapadas a Tarragona y a Galicia, Rafael Baixeras dejará testimonio de se relación con la pintura y de su vida interior en pequeñas libretas que utilizaba para hacer dibujos rápidos y anotar recordatorios o pensamientos5.
La época del servicio militar fue una época especialmente dura y atormentada para el joven pintor. En octubre de 1973 escribe una frase que parece influida por la lectura de Blas de Otero.
¡Dios! yo no voy contra ti. Tú me has creado así
.
Otras tienen el aire desasosegante de una premonición.
Jugando conmigo mismo todavía tengo cosas que decir antes de la muerte. Mi juego es infinito. Como mi muerte.
La cara positiva de este desasosiego es su febril actividad creadora.
Sé que hay algo que se está creando. Sé que estoy haciendo algo. Mis nervios me lo dicen. No puedo dormir. ¿Quién va a pensar que todo esto es tan sencillo y tan bestial?
A los pocos días anota, casi disculpándose, una tregua en la continua tensión.
Miento si no escribo que estuve desde el 29 al 2 durmiendo y leyendo Marca. Necesito suicidarme de vez en cuando. Esto, continuado, no hay dios que lo soporte”.
Pero el mismo día (3 de noviembre) escribe un pensamiento característico de un estado de ansiedad.
“Parece mentira que cuando necesito ponerme los zapatos me da la sensación de que el tiempo que tendré que emplear en ponérmelos significará mi muerte.
Y se hace preguntas continuamente.
¿Qué ocurre después? Cuando todo parece estar completo. Cuando todo parece estar de acuerdo. Cuando todo está de acuerdo. ¿Qué ocurre? ¿qué falta? ¿por qué esta ansia? ¿este desasosiego? ¿esta amargura? Serán resquicios de antes. ¿Problemas de siempre?.
Se refiere también a las imágenes de las noches de vigilia que pasaba en el piso de la calle Daoíz.
Estoy construyendo monstruos. Para ti, para mi, para los que sienten el monstruo en su vida. Para los que tiemblan por la noche. Los que se levantan a tomar un trago de agua porque no pueden soportar la noche. Para los que se alegran del amanecer. Para los que la luz del sol llena, embriaga. Para los que cuando amanece todo lo anterior se conserva como una mentira piadosa. Para los que la noche puede ser algo definitivo, algo trascendental, algo donde uno se puede quedar y reconocer para siempre: la angustia y el vértigo de la vida.
Poco a poco se va imponiendo la estabilidad, cosa que a él mismo le parece incomprensible y que, al mismo tiempo, le hace temer la posibilidad de poder ser absorbido por el sistema.
Desde hace tiempo siento muy directamente el misterio de la vida. ¿Qué ocurre?. Siento también la diferencia de carácter. El cambio casi total de mis reacciones frente a la existencia. Sé que pienso mucho menos en ella y sin embargo hay más serenidad. La búsqueda no es filosófica. Se deja llevar. Hay mucha más comprensión. Hoy me doy cuenta de mi doble personalidad. Me conozco más y he comprendido, gracias a Teresa, que mi mundo se complica, precisamente porque amo las tinieblas. Se acentúa la desconfianza ante el mecanismo de la vida, ante la organización social. Hay un miedo a la absorción.
Al final, el antes atormentado Baixeras, parece vislumbrar la posibilidad de un trabajo creativo y fructífero en el ámbito de una vida equilibrada, y apuesta por el calor del hogar y la felicidad conyugal, sin renunciar a la eterna búsqueda pictórica
De cuántas maneras sería feliz yo. No lo sé. Sólo me dedico a pensar en mi casa, mi calor. mi mujer, todo para ella. Si no, nunca hubiera pensado así. Pero cuando ves al alcance de tu mano la felicidad de los que te quieren, amas todo eso. Te haces más sencillo. Quizás más sincero. He tenido la suerte, y de eso soy consciente, de poder huir y rechazar el ambiente maligno y podrido de los pseudointelectuales madrileños. Se acabó la discusión por la discusión. Ha llegado la hora de realizarse, de trabajar conscientemente. El misterio de la vida, del arte, está aún por descubrir. Y yo soy consciente de que ese trabajo me pertenece, esa búsqueda me pertenece.
autorretrato 2
En una entrevista que le hace una estudiante del Colegio Universitario, Baixeras habla del barco como concepto, como palabra y como su propio autorretrato.
Voy a pintar una palabra, lo mínimo, ¿no?, por ejemplo "barco", o la palabra "barco", no voy a pintar un barco sino la palabra "barco", o el concepto "barco". Entonces dices... el concepto barco... ¿cómo se pinta eso?. Entonces empiezas desde lo más elemental. Dices: "tú pinta un barco", y haces así y eso es la primera forma, el concepto que tienes como más metido aquí, más elemental. Entonces, si tienes un barco, la pintura tiene que ser un movimiento como si fuera un movimiento de mar. Entonces yo me obligaba con el pincel a hacer un movimiento marítimo; hacía con el pincel: chas, chas, chas, como si fueran las olas, pero por el movimiento, no por el color ni por nada, porque lo hacía en blanco.
Yo pinto en un cuadro un barco, mi barco, y tú mi barco no lo ves. Exactamente. Es que a lo mejor el barco no lo tienes que ver. A lo mejor lo que tienes que ver es... otra cosa... es el contexto del barco, o algo referente al barco, porque el barco... el barco en realidad también puede ser mi propio retrato6.
Notas.
1. Ricardo Borregón, “Rafa Baixeras, a la busca del porqué último del arte”, El Adelantado, Segovia, 27 de mayo de 1974, pág. 8
2. Declaraciones de Pilar Rodríguez al autor en 1994.
3. Declaraciones de Antonio Madrigal al autor en 1994.
4. Antonio Madrigal, “El pintor Rafa Baixeras. Cómo era”, El Adelantado, Segovia, 24 de noviembre de 1990, pág. 2.
5. Anotaciones de R. Baixeras en agendas y libretas de dibujos, transcritas por el autor.
6. Grabación sonora realizada en 1984, transcrita por el autor.
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