CRÍTICO DE ARTE JESÚS MAZARIEGOS

sábado, 22 de octubre de 2011

Juan Carlos Matilla. CON LOS PIES EN LA TIERRA

Juan Carlos Matilla
Espacio 36
Zamora

Con los pies en la tierra

CON LOS PIES EN LA TIERRA


Los libros de Botánica tienen dibujos de plantas aisladas de su medio, de flores en su mejor momento pero solas. Las plantas de los libros de Botánica son perfectas, son plantas de libro.
Ni las plantas ni las piedras ni las personas son perfectas. Líbrenos Dios de conocer a una persona perfecta. En lo que tendría de diferente a todas las demás, sería, por fuerza, un monstruo.
La naturaleza tampoco es perfecta. Ni sabia, como dicen. La naturaleza es casi siempre torpe, caótica y caprichosa, cuando no agresiva y violenta. Y tengo para mí que, demasiadas veces, actúa con mala intención.
Juan Carlos Matilla se acerca a la naturaleza consciente de la común imperfección que a todos nos reviste. Se acerca a ella con la humildad que requiere presentarse ante una fuerza tan poderosa. La relación de Juan Carlos con la naturaleza es una relación lineal e inmediata, una relación continua y cotidiana, con determinados momentos de mayor acercamiento, cuya elección comparten el azar y la voluntad.
Juan Carlos Matilla no selecciona, como los griegos; no busca las flores más bellas ni la hierba más fresca ni las aguas más claras. Tampoco busca escenarios grandiosos ni acontecimientos sublimes como hacían los románticos. No pretende desafiar a la tormenta ni necesita asomarse a los acantilados.
Le basta con mirar lo que tiene delante de los pies, y el suelo que pisa no es de mármol blanco ni de hierba verde sino de tierra. De tierra tierra. Le basta con levantar la vista para ver las manchas de humedad en la pared y, aunque esas manchas, recordando a Leonardo, le puedan sugerir figuras extraordinarias y acontecimientos épicos, Juan Carlos sólo pinta las manchas de la pared. Le basta con girar la cabeza para ver los reflejos del agua en la orilla del Canal de Castilla, pero sus peces nunca serán de colores y sus plantas acuáticas no serán las del Jardín de Giverny.
A mí me conmueve esta belleza de lo cercano y de lo imperfecto porque me siento parte de ella, porque me enseña a ver la belleza del mundo que me rodea y a apreciar lo maravillosa que es la vida, a pesar de los pesares.

No hay comentarios:

Publicar un comentario