Crítica de arte
Pintura joven
José Luis
Rubio. Pintura. Montón de Tigo, Montón de Paja, Segovia. Grupos Boa Mixtura y
DGP. Pintura y graffiti. Bar Santana. Segovia. Ambas hasta el 30 de septiembre.
Hablemos
de pintores jóvenes en su persona y en su pintura. Uno de ellos es José Luis
Rubio y expone en solitario en ‘Montón de trigo, montón de paja’. Su estilo es sutil
y elegante, que no significa relamido ni adornado sino todo lo contrario. A los
que esperábamos que la niebla de sus cuadros estuviera a punto de ocultar el
perfil de los edificios en un cuadro casi monócromo, nos ha sorprendido por el
colorido y la luminosidad. Sí conserva su preferencia por los perfiles
arquitectónicos, casi todos de la catedral,. Sus motivos son sumarios, resolutivos,
frescos y llenos de color, de modo que la niebla se ha disipado y José Luis
Rubio nos ofrece un optimista regalo para el ojo y el alma.
Otros artistas jóvenes exponen en el
Bar Santana. Son algunos de los participantes en el tercer evento del graffiti celebrado
en Cantimpalos los días 17 y 18 de septiembre, gracias a la iniciativa y el
esfuerzo de Abel y al apoyo del equipo de gobierno municipal.
Los jóvenes artistas pertenecen a dos
colectivos: ‘Boa mixtura’ y ‘D.G.P.’ (nada que ver con la Dirección General de
la Policía… ¿o sí?). Al primer grupo pertenecen Derco, que presenta un cuadro
matérico con objetos, no muy nuevo y algo excesivo; Pah G es el autor de un
equilibrado collage con dripping; Purone pinta un monstruo un poco virtual, sin
pelos ni babas, que es como antes eran los monstruos; r Dick presenta un
impoluto y contundente collage de cartón acanalado, y Arcoh presenta, a mi
juicio, la obra más interesante, sobria en elementos y colores, inteligente e
irónica, especulando entre la ficción de lo real y la ficción de lo ficticio.
Al grupo D.G.P. pertenecen, nombrados
también con sus nombres de guerra, Nava, que convierte su firma en una nube
ondulante y vaporosa; el gran Basto, que
mantiene el misterio de lo representado, aunque lo deja intuir, y Asco, que
ironiza laureando a una máscara antigás con una guirnalda de hojas mucho más
fasciculadas y efectivas que las de laurel. Vota Dier, que va por libre, suele
prodigar los iconos de masas, pero en el cuadro del Santana me recuerda a Fautrier.
Por sus años de existencia, el
graffiti no puede ser sino joven y, aunque parece lógico y comprensible que, a
cierta edad, se deje la calle por la galería y se lleve a los hijos al colegio,
es posible que, como ya ocurre con los viejos moteros, las próximas
generaciones puedan ver a estos mismos grafiteros, en su ancianidad, pintando una
vez más los testeros de las casas de Cantimpalos. No nos dieron esa oportunidad
Jean-Michel Basquiat y Keith Haring, que pasaron demasiado pronto a las
galerías y a los museos y también dejaron el mundo prematuramente, engrosando el
santoral del arte con celeridad sólo superada por algunos casos del santoral
propiamente dicho.
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